Un nuevo estudio reporta que dos fármacos comunes, eliminaron los déficit de memoria y aprendizaje causados por exposición al alcohol durante la etapa de gestación en el útero, cuando fueron dados después de nacer, identificando un tratamiento potencial para este trastorno. Los científicos también identificaron un mecanismo molecular clave por el que el alcohol daña neurológicamente al feto en desarrollo.

Eva Redei, profesora de psiquiatría y ciencias de la conducta de la Northwestern University Feinberg School of Medicine y David Lawrence Stein, profesor de investigación de Psychiatric Diseases Affecting Children and Adolescents, realizaron este nuevo estudio en crías de ratas de laboratorio, y ahora están tratando de reunir fondos para un ensayo clínico.

Los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) son un grupo de trastornos que ocurren en personas cuyas madres bebieron alcohol durante el embarazo. Estos efectos pueden incluir problemas físicos, de conducta y de aprendizaje. Con frecuencia, cuando una persona tiene un trastorno del espectro alcohólico fetal, presenta varios de estos problemas a la vez[1].

Un documento publicado en el año 2000 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró que es difícil dar cifras exactas de la incidencia del TEAF puesto que su diagnóstico está influid por diversos factores adversos, tales como la nutrición deficiente, la violencia doméstica, abuso de otras sustancias o un historial de problemas obstétricos por parte de la madre[2].

Si los fármacos son efectivos en los ensayos clínicos, los infantes cuyas madres consumieron alcohol durante su embarazo, potencialmente podrían ser tratados con ellos, dijo Redei.

En esta literatura, que sería publicada ayer en Molecular Psychiatry, los científicos detallan que utilizaron dos tratamientos en las crías de ratas que fueron expuestas al alcohol dentro del útero, uno con tiroxina que una hormona que es reducida en mujeres embarazadas que beben y en infantes con TEAF, y otro con metformina, un fármaco sensibilizador a la insulina que reduce los niveles de azúcar en la sangre, y se les aplicaron 10 días inmediatamente después de nacer.

Los científicos entonces dejaron que las crías crecieran y después probaron sus memorias comparadas con ratas de control expuestas al alcohol en útero pero que no recibieron ninguno de los dos medicamentos.

“Mostramos en los animales adultos que ambos tratamientos repararon los trastornos de memoria así como algunos de los cambios moleculares causados por el consumo de alcohol maternal”, dijo Redei.

Beber alcohol reduce los niveles de tiroxina e incrementa la glucosa en la rata embarazada, y también en los humanos, de acuerdo a información limitada en humanos.

 


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