Casi con seguridad hay agua congelada en la superficie de la Luna, escondida en lugares oscuros y fríos cerca de los polos norte y sur, muestra un estudio.

Los puntos azules muestran donde ha sido detectado el hielo alrededor del polo sur de la Luna (izquierda) y el polo norte (derecha) por el Moon Minearology Mapper de la NASA.

Los científicos ya pensaban que había agua allá, pero ahora tenemos algunas de las pruebas más definitivas a la fecha. Parece ser que este hielo -un hielo muy lodoso, mezclado con mucho polvo lunar- existe dentro de cráteres donde la luz directa del Sol no lo alcanza.

Pero aún no sabemos qué tan profundo llega, o exactamente cómo llegó ahí.

Los autores del estudio, publicado el lunes en Proceedings of the National Academy of Sciences, dicen que los hallazgos son emocionantes porque llaman a más exploración de nuestro satélite rocoso. El hielo incluso podría ser un recurso para los visitantes humanos -quizá para ser utilizado como agua para beber, o hasta para crear combustible para cohetes.

Shuai Li, el autor principal y científico planetario en la Universidad de Hawaii en Manoa, dijo que a pesar de décadas de investigación lunar, los científicos habían tenido problemas explorando las regiones polares, en parte porque los cráteres son demasiado oscuros.

Los investigadores estiman que el hielo expuesto cubre sólo el 3.5 por ciento de las áreas sombrías de los cráteres. No saben si el agua llega profundo, como puntas de icebergs enterrados, o tan delgadas como una capa de escarcha.

Los datos utilizados por el Dr. Li y su equipo no son nuevos. Habían sido recolectados por el Moon Minearology Mapper de la NASA, que iba a bordo del Chandrayaan 1, la primera sonda lunar de la India, en 2008 y 2009.

El instrumento pudo cartografiar la mayor parte de la superficie lunar, pero la información de las sombras permanentes -dentro de algunos de los cráteres cerca de los polos- no tenía suficiente resolución como para permitir que los investigadores trabajaran con ella.

De modo que el Dr. Li y su equipo fueron creativos y pacientes. Escudriñaron los cráteres oscuros utilizando rastros de luz solar que había rebotado en las paredes de los cráteres. Analizaron la información espectral para encontrar lugares donde eran absorbidas tres longitudes de onda específicas cerca del infrarrojo, indicando agua congelada. Realizaron rigurosos análisis estadísticos para asegurarse de que sus resultados no estuvieran corruptos por anomalías coincidentales o errores instrumentales.

Ralph El Milliken, uno de los autores del estudio y profesor asociado en el departamento de Tierra, medio ambiente y ciencias planetarias en la Universidad de Brown, dijo que “tenía una dosis saludable de escepticismo” cuando el Dr. Li se le acercó con la idea de escudriñar la información antigua para buscar pistas en el infrarrojo. Pero pronto cambió de parecer.

“Yo considero que esta es la evidencia más convincente de que tenemos verdadera agua congelada en la superficie más alta -lo que llamamos la superficie óptica- de la Luna”, dijo sobre los resultados de los estudios.

Los científicos han buscado agua extraterrestre con anterioridad -en Mercurio, por ejemplo, o el gran asteroide Ceres. Pero la Luna ha sido difícil. El radar puede no ser confiable cuando el agua congelada está enlodada por sedimentos, y algunos análisis espectroscópicos no pudieron distinguir entre agua y simple hidrógeno.

Rachel L. P. Klima, científico del Laboratorio de Física Aplicada en la Universidad Johns Hopkins, que no estuvo involucrada en el estudio, dijo que los resultados del Dr. Li eran impresionantes.

“Tenemos todas estas clases de cosas circunstanciales que sugerían que había hielo en la Luna -diferentes grupos de datos- pero realmente no había una observación robusta que pudiera atribuirse solamente a hielo”, dijo. “Esto es, en mi opinión, la primera evidencia de que realmente no hay otra forma de explicarlo”.

El Dr. Li espera ver más exploración lunar en el futuro cercano. De hecho, esta nueva evidencia de hielo podría hacer dicha exploración más factible. Después de todos, los científicos aún se preguntan qué tan profundo llega el agua, si pudiera ser útil para los visitantes humanos, y de dónde vino ¿fue llevada ahí por cometas y asteroides? Y si fue así ¿cuándo?

El uso de luz cerca del infrarrojo pudiera ayudar a los científicos encontrar nuevas respuestas a esas preguntas.

“Realmente estamos empujando los límites”, dijo el Dr. Milliken sobre la metodología del estudio. “Yo podría imaginar, ahora que sabemos que esto funciona, que se podría diseñar un instrumento que sea específicamente creado para estas condiciones más difíciles y eso abriría incluso más puertas nuevas”.

 

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