Dianeth Pérez Arreola

El domingo 22 de abril estuvo en Alemania, el martes 24 en Países Bajos y el miércoles 25 en España. Casualmente un día antes del inicio de la gira se anunció que el nuevo acuerdo comercial entre México y la Unión Europea estaba listo.

En dicho acuerdo poco se habla de derechos humanos, considerando que hay una “cláusula democrática” incluida desde el año 2000, que compromete a los firmantes a respetar los derechos humanos, y si así no fuera, pudieran tomarse medidas de sanción.

Enrique Peña Nieto ya intentó venir a Países Bajos en 2016, pero tras su paso por Alemania y Dinamarca, encontró fuertes protestas en esos países y aquí igual ya lo esperábamos para manifestar nuestro enojo cuando decidió cancelar la visita.

Ese mismo año había pasado por Amsterdam y Leiden la Eurocaravana de Ayotzinapa, en eventos académicos y con organizaciones no gubernamentales que captaron la atención de la prensa holandesa.

La reina Máxima de Holanda ha estado varias veces en México, y ahora le toca a ella y al Rey Guillemo recibir a Peña Nieto y a la primera dama en el palacio de Noordeinde, en La Haya.

Países Bajos ha expresado que los políticos de Turquía no son bienvenidos al país. Pero entre el mandatario turco, Erdogan y el mexicano, Peña Nieto hay muchas similitudes; ambos usan el aparato del estado para perseguir opositores al régimen, quieren a la prensa y a las redes sociales bajo su control, las fuerzas de seguridad han sido acusadas de torturas y desapariciones, sin embargo a Erdogan le cierran las puertas y a Peña Nieto le extienden la alfombra roja.

Países Bajos tiene mucho interés en participar en México en el sector energético, marítimo, agrícola y en obras de infraestructura, y es la relación comercial el principal motivo de esta inesperada visita. Además de los reyes, Peña Nieto tendrá una reunión y una cena con el Ministro Presidente, Marc Rutte.

Países Bajos presume de ser un país emblemático en cuestión de justicia y derechos humanos, por las instancias internacionales asentadas en la ciudad de La Haya, “la ciudad de la paz”, como la Corte Penal Internacional, la Corte Internacional de Justicia, y la Europol, entre otras. En realidad en Holanda poco se habla de derechos humanos; el gobierno y la monarquía ejercen una diplomacia comercial.

Como en el caso de México, con buenas perspectivas de negocio de por medio, es fácil para Países Bajos mirar hacia otro lado y no hacer ningún llamado de atención sobre las condiciones de desigualdad, inequidad, injusticia, inseguridad, impunidad y corrupción de su socio comercial.

En la página de Internet del Ministerio de Asuntos Exteriores holandés recomiendan evitar ir a Tamaulipas, Guerrero, Michoacán y toda la zona fronteriza norte. Indican que la criminalidad ha ido en aumento y que el robo, la extorsión y el secuestro son delitos comunes. O sea que para Países Bajos México es muy peligroso para viajar pero aparentemente muy seguro para hacer negocios.

Tras la aprobación del acuerdo comercial entre México y la Unión Europea, Enrique Peña Nieto viene a que le agradezcan las reformas estructurales que están haciendo posible la inversión privada europea en México. Sin duda, en Europa sí aplauden.

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