Se ha colado profundo en distintos grupos sociales la necesidad de reflexionar y hablar sobre la incertidumbre y la esperanza en el contexto pandémico. Esto ha generado que las humanidades y las ciencias sociales hayan colocado al centro de sus debates las afectaciones que dejará la pandemia en los diversos órdenes de la vida humana. Desde los primeros días de la declaratoria de emergencia sanitaria por la Organización Mundial de la Salud (OMS) la filosofía ha marcado algunas líneas para pensar el momento actual e imaginar lo que vendrá en la “nueva normalidad”, sobre las que transitan la sociología, los estudios culturales y las ciencias de la comunicación.

Byung-Chul Han escribió que el pánico colectivo se dio como una reacción inmunitaria social, trascendiendo distintas escalas frente a un nuevo enemigo: La COVID-19. Tras haber vivido durante mucho tiempo en una sociedad sin enemigos, en una sociedad de la positividad, no es raro que ahora el virus se represente simbólicamente como un terror permanente. Por su parte, Slavoj Zizek planteó que ante esta amenaza universal se puede originar una nueva solidaridad global, hoy es tiempo de que nuestras diferencias se vuelvan insignificantes, todos debemos trabajar juntos para encontrar una solución: y aquí estamos ahora. Lo importante es reflexionar sobre el triste hecho de que necesitamos una catástrofe planetaria para ser capaces de repensar las características básicas de la sociedad en la que vivimos.

Edgar Morin en su libro Cambiemos de vía: lecciones de la pandemia publicado apenas hace unas semanas, establece con la agudeza de su trayectoria de 99 años como pensador, que el enorme poder de la tecnociencia que caracteriza el desarrollo de las sociedades contemporáneas, no suprime la debilidad humana ante el dolor y la muerte. El mito occidental del hombre poderoso que domina a la naturaleza ha perdido la batalla ante un virus. La fragilidad de la especie humana estaba cubierta, oculta y hoy se ha mostrado desnuda con mucha fuerza, revelando lo que estaba oculto. Las incertidumbres en los planos sanitario, ambiental, económico, social, político, cultural y educativo, se acumulan, crecen día tras día, por ello hay que pensarlas, nombrarlas y hacerlas visibles.

Ante esta crisis humanitaria es urgente y necesaria la construcción social de nuevas esperanzas que contrasten con el clima de miedo, incertidumbre y conflicto social que se avizora. Es importante reflexionar sobre experiencias de solidaridad, altruismo, apoyo mutuo, cuidado colectivo, encuentro y acompañamiento, desplegadas en tiempo de pandemia y pos-pandemia.

En este marco un grupo de académicos de la UABC se reunirán virtualmente con colegas de universidades de Estados Unidos, Argentina y de otros estados de México, en el Seminario de culturas contemporáneas: Incertidumbre y esperanza en tiempos de pandemia, durante el 24 y 25 de noviembre. Los temas centrales serán: Tecnologías, pantallas y pandemia; Nuevas esperanzas ante la crisis y Representaciones mediáticas, frontera y pandemia.

Este evento será transmitido en vivo a través de la página de Facebook del Instituto de Investigaciones Culturales. Todas y todos están invitados. Sigamos pensando y hablando en voz alta. Hagamos visibles nuestras incertidumbres en la búsqueda de nuevos sentidos de esperanza.

*[No. 10/2020]. El autor de esta publicación es profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Humanas, UABC.

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