Qué lejos estamos, sin duda, de qué México alcance un sistema de salud similar a los que tienen países como Canadá, Dinamarca o Inglaterra. Y es que apenas el pasado 1 de diciembre se cumplió el plazo que el propio Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador estableció para que el sistema de salud mexicano tuviera el nivel que se tiene en los países en mención.

Así lo dijo, muy claro, el 16 de enero de este año cuando se comprometió a que los servicios de salud serían gratuitos, y de igual manera las medicinas se surtirían sin costo alguno para los pacientes de los distintos servicios médicos, ya sean de carácter estatal o federal.

Era obvio que aquel 16 de enero en que anunció ese modelo ideal de servicios médicos para la población nadie le creímos, y todos sabíamos que era imposible llegar a ese nivel de atención en hospitales y en clínicas del sector salud público, porque tenemos que partir de una realidad, dolorosa y cruel sí, pero al final de cuentas una realidad que debemos reconocer: no somos ni Dinamarca, ni Canadá y mucho menos Inglaterra.

Es decir, no somos esos países porque ni de cerca nuestra economía puede aspirar a parecerse a la de esas naciones de primer mundo, y eso no se conseguirá en este sexenio, ni después de este sexenio y ni siquiera en un tercer sexenio, mucho menos cuando nuestro Gobierno federal sigue creyendo que con un paupérrimo 4% (en promedio) del Producto Interno Bruto dedicado a salud van a poder costearse servicios y medicinas de calidad.

Incluso, cuando el Presidente se atrevió a prometer algo a sabiendas de que no se podría cumplir, ignoraba quizá que Dinamarca no es de los países que dedican mayor gasto a la salud, hablando de la proporción que se destina del Producto Interno Bruto.

Según el informe 2019 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es Estados Unidos el que mayores recursos dedicó el año pasado a la salud, al haber destinado el 16.9% del PIB, lo que significa que destinó poco más de 10 mil 500 dólares per cápita, es decir por persona, durante ese año.

Después de EU, en el informe que estoy refiriendo, están Suiza, Francia, Alemana, Suiza, y Japón, con un gasto del 12.2% y un 10.9% del PIB, que destinaron el año pasado a la salud.

En 2019, México estuvo entre los países que menos destinó a Salud, junto con Turquía y Luxemburgo. Nuestro país destinó el 5.5% del PIB, lo que está muy por debajo del promedio de los países que forman parte de la OCDE, que es del 8.8%.

Pero al margen de las cifras mundiales que nos indican la posición tan retirada que ocupa México en cuanto a inversión en salud, me parece que un aspecto igual o más grave que el hecho de que estemos muy lejos de alcanzar servicios de calidad en ese rubro, es la facilidad con la que el Presidente de la República hace promesas y simplemente no las cumple.

No he visto en estos días expresiones de los diputados federales o de los senadores de la República haciendo un enérgico llamado al presidente López Obrador para que cuide los compromisos que hace y no se tome tan a la ligera un tema como la salud de la población.

Desafortunadamente, y lo acepto, es un sueño guajiro que los representantes del pueblo en las dos cámaras asuman una postura crítica hacia el Presidente y en favor de los ciudadanos, pues la mayoría de ellos son emanados del mismo partido que AMLO y en ese sentido siguen rindiéndole pleitesía, como ocurría con los anteriores regímenes del PRI y del PAN; nada, pues, ha cambiado.

Ahora lo que vamos a ver es cómo va a operar y si, a ver si esta sí, se va a cumplir con la nueva disposición que entró precisamente el 1 de diciembre, que establece que las instituciones de salud de nivel federal deberán proporcionar servicios y medicinas gratuitas para las personas que no puedan pagarlos.

Con esta medida del gobierno federal es con la que se pretende, al menos esa es la percepción, llegar a tener la calidad de servicios prometidos en enero de este año por el Presidente.

Sin embargo, no es una cuestión de decreto sino de presupuesto y de recursos. Las instituciones de salud tendrían que disponer, no sólo del dinero suficiente, sino de la capacidad tecnológica, técnica y administrativa para poder atender a cualquier ciudadano que acuda a solicitar atención, aún y cuando no tenga seguridad social.

¿Será otra promesa sin cumplir del Presidente? Bueno, al tiempo. Esperemos que esta vez las palabras se concreten en una realidad palpable.

jesus.manuel.anguloc@gmail.com
@JessManuelAngu3

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