El jueves pasado me vi con mucho interés el mensaje que el gobernador Jaime Bonilla Valdez dio durante una jornada que encabezó en la colonia Morelos, de Tijuana. Me llamaron mucho la atención dos elementos: el primero es que su salud es aparentemente muy buena, cosa que me da mucho gusto, pues he sido testigo -creo que todos- de la forma en que muchas personas que se han contagiado de COVID-19, sufren mucho para salir adelante.

El otro elemento que noté  fue que su discurso es como de un candidato. Tal pareciera que Bonilla nunca dejó de ser oposición. La forma en la que se dirige a la gente, la encarnizada manera de atacar, no solamente a sus oponentes políticos, sino también a quienes lo critican, y cómo defiende su proyecto de gobierno. ¡Vaya!, por un momento su lenguaje verbal y corporal me hizo pensar en alguien que no es gobernador, sino de un dirigente de partido o de alguien que busca un cargo de elección popular.

Bonilla siempre ha manejado ese tono en sus discursos, pero luego, al escuchar el efímero y desganado discurso que dio este sábado frente al presidente Andrés Manuel López Obrador, en la inauguración de la sede de la Guardia Nacional en Tijuana,  mi curiosidad creció aún más.

Intrigado por esa postura, le pregunté a una persona que es muy cercana al Gobernador, qué era lo que se decía en torno al mandatario, y su respuesta me sorprendió: “¡Es que Bonilla ya se va!”, fue su respuesta.

Bueno, si estaba intrigado, ¡quedé peor!

”Sí, en unos días va a anunciar que se irá a apoyar en la campaña. Por eso su discurso toma ese rumbo sin importarle el costo que tenga que pagar, por eso llevó a Marina del Pilar a Tijuana, aunque sabe que puede haber consecuencias legales…ya se va”, me dijo mi contacto.

Pero ahí no queda la cosa. Según la fuente, Bonilla en realidad no se irá a la campaña. Primero simulará hacerlo, pero poco a poco irá diluyéndose hasta irse a refugiar en un cargo federal. Me dijo cuál, pero la mera verdad eso si me pareció ya muy fantasioso.

Vaya usted a saber qué tan cierta sea esta versión que en sus círculos cercanos ha dejado correr el mandatario morenista. Lo cierto es que mi fuente nunca me ha quedado mal.

En lo personal yo dudo mucho de esta versión, pues un Gobernador se va de su cargo solamente por dos motivos: o está haciendo muy bien las cosas, o las está haciendo muy mal, y la administración de Jaime Bonilla Valdez ha estado vacilando en la mediocridad, en muchos de sus planos, llámese salud, seguridad, economía, desarrollo social, etcétera.

Bonilla se iría dejando pendiente su promesa de encarcelar a los señalados de corruptos. ¡Incluso sumó a algunos a su gobierno! También se le olvidó mejorar las condiciones reales de los policías en BC y atender el Valle de Mexicali que le entregó su confianza al votar por él. Se iría dejando a un estado dividido por sus constantes peleas contra alcaldes, sectores productivos, sociales, sus propios aliados y contra él mismo.

Y más que dudar de estos dichos, me aterra que quien se quede en lugar de Bonilla termine por estropear lo que queda del mandato.

Lo que sí puedo asegurarle es que esta semana que está iniciando será de muchos acomodos y ajustes en el tablero electoral rumbo al 6 de junio venidero. No hay que olvidar que los partidos se están jugando todo.

En la fotografía más reciente, MORENA sigue al frente de las preferencias, pero la diferencia va reduciéndose de forma dramática. Hay que observar esta tendencia pues no olvidemos que se trata del partido en el poder y la distancia con el contendiente más cercano debería ampliarse aún más, tomando en cuenta que el partido mayoritario está tratando de aprovechar todos los escenarios a su disposición, a diferencia de los demás, que se supone, deben estar aún callados, al menos en apariencia.

Pero pareciera que los opositores a la gubernatura se mueven más libremente que la candidata oficial, es decir Marina del Pilar Ávila Olmeda. El coqueteo de Lupita Jones Garay con los bajacalifornianos, y las visitas y encuentros de Jorge Hank Rhon con sectores estratégicos en el estado, están inquietando a quienes llevan la agenda de la aún Presidenta Municipal de Mexicali, que sigue atada al  mandato que le impidió aprovechar la precampaña. ¿Estrategia?

No falta mucho para que los nombres de las y los candidatos  a las alcaldías sean definidos por los partidos y entonces sí la lectura del panorama quede más clara para el electorado. Seguramente, habrá más sorpresas para la próxima entrega de esta editorial.

Pregunta ociosa: ¿Cree usted que cambiarle el uniforme a los policías es la solución contra la corrupción y la impunidad?

 

 

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