Desde enero, el Gobierno de Jaime Bonilla Valdez se estuvo preparando para recibir y hacerle frente en Baja California a la epidemia de COVID-19. Eso lo ha presumido una y otra vez el primer mandatario del estado y confirmado igual número de veces su secretario de Salud, Alonso Óscar Pérez Rico, en sus video conferencias matutinas. Pero no parece.

La experiencia en otras comunidades del mundo por donde la pandemia iba dejando una estela de muerte y sufrimiento no sirvió de nada para las autoridades locales, salvo para ocultar los casos.

El virus SARS-CoV-2 es el que ocasiona la enfermedad COVID-19, que ocasiona a las personas que la contraen, síntomas terribles, como elevadas temperaturas, diarrea por días, cansancio extremo, y la falta de respiración. Sobrevivientes de este padecimiento aseguran que no le desean este sufrimiento “ni a su peor enemigo”.

El Coronavirus encontró en Baja California, especialmente en Mexicali y Tijuana, a sus guerreros de la primera línea, sus héroes sin capa, sus médicos y sus policías, sin fusiles ni balas, es decir, sin equipo. Y lo que es peor, lo negaron una y otra vez, lo cual ocasionó que decenas de enfermeras, médicos y personal de salud, así como agentes de la Policía Municipal, se enfermaran y muchos de ellos perdieran la vida.

“Nuestros médicos están cayendo como moscas”, reconoció el Gobernador públicamente.

Pero no debemos olvidar que los responsables de estas muertes tienen nombre, apellido y cargos en el gobierno, algunos de elección popular, y que deben de responder por sus yerros.

Recordemos que en respuesta al llamado urgente del actor, cómico y productor Eugenio Derbez, vimos a una Delegada del IMSS desesperada por desmentirlo, mientras que cientos de sus empleados la desmentían a ella y pedían a la sociedad de Baja California ayudarles urgentemente.

En la Policía Municipal no cantaron mal las rancheras. Mientras que la alcaldesa Marina del Pilar Ávila Olmeda y la directora de Seguridad Pública Municipal, afirmaban que ya habían equipado a sus cerca de 2 mil agentes, ellos seguían pidiendo apoyo. Después se supo que prácticamente todos los insumos que recibieron fueron donados  

Primero fue Tijuana. Enfermos iban del IMSS al Hospital General en busca de ser atendidos. Muchos eran recibidos, pero la mayoría eran mandados a sus casas o a clínicas particulares, aún con los peores síntomas, porque no había lugar para ellos. Esa fue una y otra vez la respuesta hace un mes, mientras que el Gobernador y el Secretario de Salud señalaban que camas había y también ventiladores. 

 Después, Mexicali. Hasta los hospitales particulares estaban llenos. Los testimonios de médicos atendiendo bajo la sombra de un árbol pues no había espacios en los hospitales, se hicieron públicos, pero los datos que le daban a Bonilla eran otros. Sí hay camas, insistió.  

Un médico del IMSS en Mexicali me comentó que ha habido días que parecen estar en el purgatorio, con gemidos, miradas de auxilio y exclamaciones de pacientes que no hallan de dónde halar aire, ante la falta de un ventilador. No se podía hacer nada por ellos más que decirles que pronto tendrían un ventilador.

El argumento del Secretario de Salud para negar que el sistema sanitario de Baja California se hubiera colapsado, fue que la gente no hacía largas filas a las afueras de los hospitales, lo cual sería muestra de ello. Pero olvidó decir que las largas filas están en las clínicas de la fiebre, abiertas en centros de salud, a donde son canalizadas las personas con síntomas de COVID-19. 

Hoy en día nadie puede llegar por su propio pie al Hospital General para ser atendido. Tiene que ser en ambulancia y los paramédicos haber recibido la aprobación de un Comité Regulador de Urgencias Médicas (del cual nadie nos ha informado). Muchos, decenas, de pacientes me han dado testimonio que no se les hizo pruebas, que se les mandó a casa a tratarse y que tuvieron que volver al hospital ya con cuadros severos.

…ya no hablemos de los muertos por neumonía atípica, a quienes no se les hizo pruebas simplemente porque no había.

Pero el descaro fue cuando el Gobernador explicó su verdad a medias: sí hay camas, pero no están donde deberían de estar…¡pero de que las hay, las hay!, afirmación comparable apenas con la broma de Ruiz Uribe, esa de “las que sobrevivan…” XD.

Errores que han costado vidas.

El caso de los policías es aparte. Ningún diputado quiso apoyarles cuando se les solicitó que se destinara recurso para evitar que se contagiaran, contagiaran a ciudadanos y a sus propias familias. Era lógico que esto iba a suceder, si los mandaban a trabajar sin capacitarlos y sin equipo. Otro error: La Directora de la DSPM afirmó en todo momento lo contrario.

De ahí en adelante hemos visto a un Gobierno del Estado sin estrategia para detener los contagios, un Gobierno Municipal en Mexicali que reduce los horarios en los mercados para que la gente haga largas filas en sus accesos, un Congreso cuya mayoría está preocupada y ocupada en repetir o ser alcaldes y en promocionar la entrega de despensas, en lugar de hacer lo que les toca como diputados ante esta crisis…¡Vaya! ¡hasta el Fiscal de Baja California anda repartiendo despensas…!

Ahora vemos a un Gobernador y Secretario de Salud insistiendo en que la gente no salga, y la misma gente le responde:

  • ¿Cómo nos pide que salgamos si ellos no dejan de hacerlo…y sin cubrebocas?
  • ¿Cómo es posible que nos pidan que dejemos de salir si el Presidente (López Obrador) anda jugando con su trenecito como si nada y pegado al director del IMSS, Zoé Robledo que ya salió contagiado de COVID-19?
  • ¿Cómo para qué nos piden que no salgamos si dicen que vamos bien y que camas hay hasta de sobra?
  • ¿…Y quién mantiene a mi familia?
  • ¿Y por qué deja que siga operando mi fábrica que hace envases para cerveza o artículos de plástico que no son de primera necesidad?

Pero esas preguntas no las mira el gobernador en sus “tempraneras”, y como dijo Don Teofilito, ni las mirará.

Postdata: Este domingo se conmemoró el Día de la Libertad de Expresión y en este contexto, el gobernador Jaime Bonilla Valdez dio el mensaje que era de esperarse: Felicitó a los medios y a los periodistas, pero también utilizó el poder que le confiere su investidura como Gobernador para atacarlos, demostrando así dos cosas: Que tener medios de comunicación de su propiedad no le ha servido de mucho para conocer el ejercicio periodístico, y que de nada tampoco han servido sus asesores en esta materia, si es que los tiene.

Por cierto, el director de Comunicación Social del Congreso del Estado, Miguel Ángel Torres, difundió desde la red oficial del Poder Legislativo un mensaje que me hizo recordar los tiempos cuando era gobernador Xicoténcatl Leyva Mortera, quien dicen quienes trabajaron de cerca con él, tenía entre muchas otras, el gusto por tomar con sus manos los billetes que contenían los maletines que recibía en su oficina como pago por ceder  permisos y concesiones y lanzarlos al cielo para que le cayeran encima, en la mera oficina de gobierno y a la vista de todos sus empleados. Sin duda esos eran otros tiempos, llenos de apertura y transparencia, aunque algunos le dicen falta de vergüenza.

Le adelanto, respetable lector, que en PoderMX estamos analizando todas las presiones, mensajes y acciones que desde el gobierno se nos están aplicando, para fijar en su momento un posicionamiento muy responsable y comprometido con nuestra audiencia, que garantice nuestra independencia y libertad de expresión en beneficio de usted que finalmente es para quien todos los días trabajamos y lo hacemos con mucho gusto.

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