Es evidente que los sucesos que ocurrieron el viernes por la tarde tenían el propósito de desestabilizar y provocar zozobra. Si no, usted y yo no estaríamos aún hablando de eso. Dentro de lo acontecido hay quienes ganan y quienes pierden. Lo difícil aquí es identificar los bandos.
Aún es temprano para identificar la línea que separa ambos lados de la moneda, pero estoy seguro que llegará el momento en el que veremos clara la intención de quién orquesto estos incidentes.
De lo que sí podemos estar seguros es que o el Cártel de Jalisco Nueva Generación está detrás de los sucesos, o está de acuerdo con ello. Lo defino por la sencilla razón de que, aún con su clandestinidad, no se prestarían -ni otra agrupación delincuencial- a que su “reputación” fuera inmiscuida en eventos que no protagonizaron, sin que tengan una reacción.
¿por qué?
¿Acaso será que el crimen organizado está buscando influir con más énfasis en la vida del país y para ello necesita mostrarle a la clase política de lo que puede ser capaz? ¿O será que algo salió mal en el acuerdo entre unos y otros? ¡Puras especulaciones!
¡Pero espera! ¿Será a caso que en los hechos pudiésemos encontrar alguna evidencia? Démosle una revisada:
1. Confirmamos -una vez más- que las corporaciones locales son las que tienen una mayor efectividad en eventos de alto impacto y en consecuencia, abatir sus carencias deberías ser la prioridad.
2. La presencia del Ejército Mexicano y de la Guardia Nacional, como apoyo a las fuerzas del orden, sigue siendo eso: de apoyo, y no generó, al menos en los hechos del fin de semana, ninguna diferencia.
3. Es necesario -y quizás urgente- establecer líneas de comunicación que se activen en eventos de este tipo para darle rumbo -al menos un poquito- a los hechos, y frenar las especulaciones, las fake news y la psicosis, a menos que esta haya sido la intención del caos.
¿De regreso a la normalidad? ¡Ay no!
Ya para terminar. El aviso de las autoridades sobre el regreso a la normalidad en Mexicali, tras los sucesos del viernes, no me llenó nada de paz. Sobre todo si la “normalidad” a la que se referían era la de constantes robos, actos vandálicos, atracos e impunidad. Esa no es la normalidad que los mexicalenses y los bajacalifornianos merecemos. ¡Hay que echarle más ganitas!
Por cierto, quisiéramos que, así de rápido como esclarecieron y arrestaron al autor intelectual de estos disturbios del fin de semana, también lo hubieran hecho en el caso de la colega Lourdes Maldonado.