Lo anunciado por el teniente Julián Leyzaola este martes no es poca cosa. Son declaraciones muy serias que apuntan a actos ilegales dentro de la corporación, y que deben tener consecuencias del mismo calibre.
Desde el inicio de su administración, la presidenta Norma Bustamante ha tenido claro que el principal problema del gobierno local es la corrupción. El segundo problema, igual de grave, ha sido no saber cómo empezar a combatirla. Bueno, ayer su Director de Seguridad Pública dio más que un paso en esa dirección. Pero, ¿qué implicaciones traerá esto?
Es bien sabido que el problema de los actos deshonestos entre autoridades municipales uniformadas y ciudadanos tiene décadas. La “mordida” lleva tanto tiempo con nosotros que parece haber encontrado su lugar como un “mal necesario”.
Pero lo que declaró ayer el Teniente en retiro pone el problema en otro nivel: el de la médula de la corporación.
Según lo que señaló el jefe policíaco, agentes de Tránsito pagaban 3 mil pesos diarios por el uso de una patrulla y por ser asignados a ciertas zonas donde, se asume, circula más dinero —y más dólares. Ese dinero, según la denuncia, iba subiendo: supervisores, jefes de turno, subcomandantes… hasta llegar al Comandante. ¡Imagínese las cantidades!
Hace quince días, en este mismo espacio, señalábamos el notorio incremento en los hechos de tránsito y la ausencia de una respuesta oficial, coordinada, desde el gobierno. Pues bien, la cosa no ha cambiado mucho… salvo que ahora Julián Leyzaola ha declarado que, en lugar de prevenir accidentes, los agentes estaban robando a cielo abierto.
Para tomar la decisión de destituir a los principales jefes de Tránsito, el Director debió haber tenido pruebas contundentes. Se llevó entre las patas a policías con larga trayectoria, experiencia y poder dentro de la corporación. Gente que seguramente no va a quedarse de brazos cruzados tras una medida tan dura.
Pero este anuncio exhibe algo todavía más grave:
¿Cómo es posible que, durante décadas, ningún subdirector ni director de la DSPM de Mexicali descubriera lo que Leyzaola encontró en unas cuantas semanas?
¿Cómo es posible que Sindicatura no tenga ni siquiera un expediente abierto contra los jefes destituidos, cuando medio Mexicali —y media corporación— sabían lo que ocurría en ese Departamento?
¡No quisiera pensar que algunos de los hoy omisos también hayan sido parte de los beneficiados por este sistema inmoral y delictivo!
La única manera de descartar esa sospecha es que Sindicatura anuncie pronto la apertura de investigaciones formales y, si se confirman las acusaciones, se apliquen sanciones reales que incluyan a los responsables tras las rejas.
De lo contrario, no descarte usted, amigo lector, que tengan que pedirle disculpas a quienes hace apenas unas horas quitaron de tan altas responsabilidades.
Habrá que ver.



















