Rupturas y continuidades en la celebración cultural de Independencia
La “Noche del Grito” ha ocupado históricamente un espacio central en la construcción del mito de la mexicanidad y la identidad nacional. En esta frontera la celebración ha generado tensiones entre los significados otorgados a la identidad fronteriza y a la identidad nacional. El maravilloso relato de los héroes que nos dieron patria y libertad, ha sido reinterpretado a partir de las relaciones de interdependencia con EUA, de la lejanía con el centralismo y de la multiculturalidad de nuestra sociedad.
Para aproximarse a la comprensión de los significados sociales sobre la conmemoración de Independencia, cobra relevancia el análisis de las múltiples simbologías, las culturas institucionalizadas, los movimientos sociales instituyentes, los valores regionales; así como, las nuevas ciudadanías y las identidades sociales emergentes.
La simbología es expresión de emocionalidad. Banderas, himnos, slogans, escudos, entre otros elementos se ponen en práctica en el ritual de las celebraciones institucionalizadas. Los medios de comunicación han contribuido a la construcción de una emocionalidad ligada a los festejos nacionalistas, a partir de la producción y difusión de relatos que exaltan el orgullo de pertenencia a la patria mexicana, sea lo que sea que esto signifique.
En la década de los años 50, 60 y 70 del siglo XX, se generaba una cobertura especial en los medios informativos impresos respecto a las fiestas patrias. Decenas de notas se publicaban por espacio de una semana. Había informaciones respecto a los preparativos, foto-notas de las adecuaciones en los edificios y calles aledañas al área de la celebración. La ceremonia del grito, la verbena popular, las cenas y convivios de la élite política y el desfile cívico-militar se representaban mediáticamente durante varios días. Algo que actualmente no sucede.
La crónica periodística del fervor patriótico de las décadas mencionadas es muy lejana en su tratamiento narrativo del actual momento. Sintaxis, ortografía y géneros periodísticos han variado en el tiempo. El epicentro de la representación de lo nacional en la frontera muestra rupturas de orden y sentido, década tras década.
Las felicitaciones y saludos de las comunidades chinas y estadounidenses inundaban las páginas de la prensa. También, se desbordaba el comercio transfronterizo en campañas publicitarias del festejo de Independencia. La prensa escrita era la plaza pública de las muestras de poder político y arraigo sociocultural.
Un cambio histórico muy importante se dio en 1977, ese fue el primer año de celebración del grito en Centro Cívico de la capital bajacaliforniana. Hasta 1976 se conmemoró en el antiguo Palacio de Gobierno, hoy Edificio de Rectoría de la UABC, inmueble que el próximo año arribará a su primer centenario.
Tras 44 años de efectuarse en la Plaza de los tres poderes, este año la “Noche del Grito” se realizará en Tijuana. No deja de llamar la atención que este cambio lo promueva un gobernante que ha sido vilipendiado por usuarios de redes sociodigitales por “ser pocho”. Es la estigmatización que enjuicia a “lo no mexicano”. A un desarraigado.
El estudioso José Manuel Valenzuela, ha escrito que pocho proviene de la lengua Ópata de la palabra potzico que significa arrancar la hierba con todo y raíz. Un vocablo utilizado desde el centro del país para desacreditar a lo fronterizo, en distintas épocas de la historia nacional.
Los fronterizos hemos construido, apoyados en nuestros repertorios simbólicos, una idea de la Independencia estrechamente vinculada a los discursos oficiales y a las propias formas de celebrarla, que la prensa ha dejado inscritas en la memoria colectiva. Es relevante que desde los estudios de la comunicación y la cultura revisitemos estos significados sociales del pasado, que están listos para ser documentados y divulgados en el presente.
*[No. 48/2021]. El autor de esta publicación es profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Humanas, UABC.