Una verdadera paliza, dicho en términos beisboleros, fue la que en la elección para la dirigencia del sindicato de Burócratas en Mexicali le puso Selene Cota al diputado Manuel Guerrero, mentor político de Luisa López, la candidata perdedora de la planilla guinda; la de los mismos colores del partido oficial, el partido MORENA en el poder.

La planilla amarilla con Patricia López a la cabeza se impuso con una abrumadora ventaja de más de 700 votos, en una jugada magistral de la propia Selene Cota y su equipo, pues la nueva planilla apenas fue registrada dos días antes de la elección, en virtud de que desde tiempo atrás el propio Manuel Guerrero había ordenado modificar los estatutos del sindicato para impedir el registro de Selene, quien en una brillante estrategia de ajedrez político de último momento, se hizo a un lado y procedió a registrar a su compañera con lo que los trabajadores de este poderoso sindicato entendieron bien ese estratégico movimiento y terminaron votando por la planilla amarilla de Selene y Patty, como se le identificó, en un claro y abierto rechazo a las actitudes de soberbia, de arrogancia y de violación a los estatutos de la institución sindical por parte del diputado morenista.

Aquí la cuestión es que esta derrota no solo embarra al diputado Guerrero y corta de tajo sus aspiraciones de convertirse en candidato a la alcaldía de Mexicali, sino que salpica directamente a la propia gobernadora Marina Ávila, pues para nadie ha sido un secreto el estrecho lazo que existe entre los dos, no solo el del compadrazgo, sino también el de amistad y alianza política, pues incluso así lo ha presumido la propia mandataria en sus redes sociales y ante los propios medios de comunicación.

Y no porque ello en sí sea malo, sino porque todavía un par de días antes de la elección le dio su bendición ante las cámaras de la televisión en una entrevista banquetera, donde ponderó su trabajo como líder sindical y le deseó lo mejor, a la vez que lo reconoció como “mi amigo Manuel Guerrero”.

A la mandataria se le olvida que un gobernante no debe nunca mostrarse parcial o inclinado a alguien o hacia algo en particular, al menos no evidenciarse así y menos tratándose de una elección, pues a todas luces debe ser parejo siempre con todos.

Un gobernante, hombre o mujer, debe manejarse siempre con una actitud ecuánime, imparcial, objetiva y serena cuando se trate de mostrar alguna preferencia; conducirse siempre por la línea institucional y del respeto, máxime tratándose de una elección para la dirigencia de un sindicato que es nada más y nada menos el que aglutina a los trabajadores del propio gobierno del estado.

¿Ahora con qué cara cree que la van a ver los trabajadores seguidores de la candidata ganadora, si apoyó y promovió abiertamente a Manuel Guerrero en un intento para hacer ganar a su candidata?

Un error político más de la joven mandataria, que o no tiene asesores que la orienten; o si los tiene no le sirven, o de plano no les hace caso.

Igualito a como le hace el Presidente de la República, guardada toda proporción.

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