Eduardo Navarro González
Mexicali y sus residentes somos, aunque no los únicos, sí de lo peorcito en la lucha contra la pandemia en México por el número de contagios y decesos…
Así lo demuestran las cifras disponibles sean o no precisas y no es, para empezar, una realidad de la que hay que culpar a las autoridades locales porque los primeros y mayoría en incumplir normas y prácticas preventivas pese al costoso y doloroso saldo son esos miles de residentes y visitantes que llegan aquí para muchas cosas no esenciales…
Esto permite suponer, sin subestimar esfuerzos oficiales y ciudadanos, que el largo confinamiento y las medidas aplicadas durante el primer semestre de 2020 no han sido tan eficaces como se quisiera porque, a manera de ejemplo, a nuestro territorio entra y sale gente como “Pedro por su casa”, sin revisión ni restricción alguna y de ello hay constancia al verse, diariamente, largas filas en las garitas rumbo a Calèxico o San Ysidro…
En el terreno local, los capitalinos bajacalifornianos estamos en una situación màs delicada que en otras partes del Estado donde menudea el miedo a enfermar, capacidad hospitalaria limitada y disyuntivas gubernamentales para decidir quiénes, cómo y cuándo pueden reactivarse luego del largo encierro, aunque en uno de los aspectos más importantes como es la educación, el Gobernador Jaime Bonilla anunció que las clases frente a salón reanudarán hasta el próximo año…muy bien por el Jefe del Ejecutivo porque antepone la salud de los infantes a cualquier otro interés.
La realidad entonces exige –si así lo deciden nuestras autoridades locales– que la mayoría de la sociedad las apoye para ser intolerantes con quienes no respetan la sana distancia, el confinamiento y prácticas preventivas en la calle y trabajo y, sobretodo, hagan lo necesario para impedir el acceso a nuestro territorio de personas que no viven aquí, que no tienen nada esencial que hacer.
México, hay que recordarlo, se distingue en el mundo por abrir sus fronteras desde diciembre pasado en que inició la amenaza de la pandemia a connacionales y extranjeros que huyeron de otras partes del mundo, incidiendo con ello con los resultados que ahora refleja México en el mapamundi del coronavirus…
A seis meses de iniciar el viacrucis de la pandemia los mexicanos nos enfrentamos a una realidad trastocada porque lo nuevo y normal sería que los ciudadanos seamos mucho más corresponsables para no convertirnos ni convertir a más seres queridos y personal del sector salud y gubernamental en la estadística letal del C-19.
A final de cuentas y como las derrotas suelen ser huérfanas, lo que con jabón y agua se puede evitar ante la amenaza del C-19, contener y llevar a su mínima expresión el contagio es un asunto más comunitario que gubernamental…y todavía falta afrontar los coletazos de la crisis económica que se cierne sobre todo mundo. Vaya “Dìa del Padre… ¿O no?