Eduardo Navarro González

En su portal de Internet, el Instituto Nacional de Migración (INAMI) describe lo que hace de la forma siguiente: “El Instituto Nacional de Migración en cumplimiento con las leyes mexicanas y tratados internacionales aplica de manera permanente diversas disposiciones, para otorgarles a todos los extranjeros las facilidades necesarias para llevar a cabo procedimientos migratorios legales, ordenados y seguros que permitan su ingreso y estancia en territorio nacional con estricto apego a proteger los derechos humanos, implementando los ordenamientos establecidos en la Ley de Migración y su reglamento…”.

Para empezar, en el caso de las “caravanas” de centroamericanos que ahora tenemos en Baja California, hay que ser absoluto y no relativo: el INAMI incumplió sus directrices fundamentales al tolerar una migración ilegal, desordenada e insegura que deja huella del desgobierno de Enrique Peña Nieto que ya se va…ya se fue…

El caso es que BC se convirtió en noticia mundial por ser receptora de una enorme problemática migratoria que protagonizó hechos violentos el pasado domingo en la garita de “El Chaparral” derivando en un escenario indeseable que asoma su verdadera dimensión y…vamos por partes con sentido común (no xenofóbico, porfavor):

Primero: no hay dinero, recursos humanos e infraestructura suficientes para que las autoridades locales (estado y municipios) y las organizaciones de la sociedad civil presten atención pertinente y permanente a los miles de extranjeros, mientras que del lado estadounidense no hay capacidad para resolver en el corto plazo las miles de solicitudes de asilo y menos de manera favorable.

Luego tenemos la seguridad y salud de propios y extraños: temas extraordinariamente delicados, donde no es posible –igualmente– exigir a las autoridades estatales y municipales distraer elementos preventivos y de salud cuando los bajacalifornianos exigen a los de casa hacer más con menos…

También surge, como riesgo inminente, la desesperación en que se verá la mayoría de centroamericanos para resolver su devenir porque no se trata de jóvenes que pueden andar a “salto de mata, sino un asentamiento humano irregular de muy importante dimensión que, en lógica, buscará cómo construir su futuro aquí antes de reflexionar el regreso a la miseria en su tierra de origen.

Y, aunque hayan comenzado los centroamericanos a aprovechar algunas decenas de empleos en maquiladoras y empresas que les urge mano de obra barata, la disyuntiva inmediata será ¿dónde vivir con servicios urbanos, dónde poner a estudiar a sus hijos, dónde obtener servicios de salud?, etc.

Así es que por lo que se observa en el corto y mediano plazo, la “caravana migrante” que multiplicó exponencialmente su número de integrantes gracias, repito, a la tolerancia federal para favorecer una internación ilegal como desordenada, no podrá resolver sus problemas e igual para los bajacalifornianos los riesgos colaterales sin recursos humanos, financieros y materiales de todo tipo y ahí es donde hay que ver ¿quién del gobierno federal, cómo, cuándo, dónde y con qué medios disponibles cumple con sus responsabilidades?…porque si hablamos de derechos ahora que se puso de moda recordar a don Benito Juárez, la máxima del Benemérito de las Américas la tenemos muy presente: “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, enunciada hace siglo y medio…¿O no?.

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