Noam Chomsky, una de las mentes más brillantes que ha dado el siglo XX y que permanece hasta este aún juvenil siglo XXI, ha estudiado durante su trayectoria como filósofo, lingüista y politólogo, los entresijos del poder político, especialmente el estadounidense, pero sus conclusiones tienen alcances mundiales.

En uno de sus libros, Armas silenciosas para las guerras tranquilas, Chomsky hace referencia a las estrategias que usa el poder político para manipular a los ciudadanos.

A una de esas formas de manipulación la llama “Estrategia de la distracción”, la cual consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.

Esa estrategia la usaron por décadas, en México, los gobiernos emanados del PRI y del PAN, pero el partido Morena, ahora en el poder, no es ajeno a este tipo de prácticas, aunque en otro tono y con otras técnicas.

Veamos. ¿Es o no un distractor el pleito que el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene atizado contra el periodista Carlos Loret de Mola? Si sumáramos los minutos, las horas, los espacios en las redes sociales y en los medios tradicionales y digitales que se le han dedicado a las respuestas que AMLO ha dado al ex conductor de noticiarios en Televisa, nos daríamos cuenta de que es un escándalo mediático que bien le sirve al gobierno federal para distraer de lo realmente importante.

El crecimiento de la economía, la reforma eléctrica, la inseguridad y violencia desbocadas por todo el territorio nacional pasaron a segundo plano en los últimos diez días. El Presidente se desgañita en la mañanera para asegurar que espera que el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) le dé los datos completos sobre los ingresos de Loret de Mola y con ello mantiene complacida a una gran audiencia que no ve la hora en que el periodista sea linchado ante la opinión pública. Distracción pura; el circo romano, pues, en tiempos de la Internet y los bots.

¿No le habrán dicho al Presidente que los ingresos que percibe un ciudadano que no es funcionario, son parte de los datos personales que protege la Ley que lleva ese nombre (Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares) y que fue publicada el 5 de julio de 2010?

¿Por qué mantiene AMLO el discurso de que tiene derecho a que el público conozca los ingresos de un periodista? Por más mercenario, vendido o corrupto que pueda ser tal o cual comunicador, no es violando su derecho a la privacidad como un gobernante puede pretender ser líder moral.

Tan fácil que hubiera sido que desde el primer momento de la publicación del reportaje sobre la ya famosa casa de Houston en la que vivieron José Ramón López Beltrán y su esposa, ambos hubieran salido a aclarar lo necesario, si es que de fondo no hay realmente conflicto de intereses.

Tan sencillo que hubiera sido que el Presidente López Obrador se hubiera sujetado a la explicación ofrecida por Pemex y/o a los resultados de una investigación por la Contraloría General de la República para conocer si alguien desde adentro del Gobierno ha beneficiado a empresas que ahora tienen relación con el hijo del mandatario federal.

Pero no. El Presidente de la República parece tener una afición enfermiza por el escándalo y la polémica, quizá porque sabe, como buen político, que eso distrae a la ciudadanía de los temas trascendentales.

“Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real”, dice al respecto Chomsky en su libro.

Claro, otros políticos en contextos más locales siguen las mismas estrategias. El gobernador Alfonso Durazo pone por enfrente proyectos faraónicos como una pista para carreras fuera de camino y una aeropista, pero el tema de la inseguridad lo desdeña y minimiza. El Alcalde Santos González publica fotos de su cumpleaños con más algarabía que lo que informa sobre una reunión para coordinar estrategias anticrimen con la Alcaldesa de Mexicali. Pura distracción y política ligera.

Por cierto, no nos distraigamos. ¿Dónde están las fuerzas federales que llegarían a San Luis, y dónde los resultados contra el crimen?

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