TECATE. Vecinos del ejido José María Pino Suárez, ubicado en la zona serrana de Baja California, aseguran que, de no haber sido por la intervención de bomberos de San Diego y la participación de un puñado de voluntarios de esta misma demarcación, la zona habitacional de esta comunidad se habría reducido a cenizas.

“¿Cuáles 250 elementos? ¿Dónde están?”, es la respuesta constante entre residentes de esta población, a la cual se llega a través de un camino de terracería que antes estaba rodeado por pinos y arbustos que regalaban un paisaje verde inmejorable. Hoy el escenario es gris. La ceniza cubre el suelo y quedan en pie tan solo los troncos quemados de las diferentes variedades de árboles endémicos. Recuperarse de la devastación no será imposible, pero tampoco será rápido.

Hace dos semanas se activaron las alertas al iniciarse un incendio forestal a la mitad del camino entre Vallecitos y Pino Suárez. Las llamas devastaron cerros y valles. Han sido al menos 16 mil 500 hectáreas las afectadas, según el reporte oficial de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) hasta este lunes.

Según la información oficial, el incendio, identificado como “Guadalajara 2” por haberse iniciado en el ejido así llamado, ha sido controlado en un 95% y liquidado en un 80%.

Durante la jornada de este lunes continuaron los trabajos de combate en campo, combinando el uso de aeronaves para descargas de agua en puntos estratégicos con labores en tierra enfocadas en el enfriamiento de puntos calientes, la vigilancia, la liquidación de flancos activos y la apertura de brechas cortafuego.

Según Protección Civil estatal, en las operaciones participan más de 200 elementos de diferentes instituciones, incluyendo personal técnico, operativo y voluntario de la Conafor; de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena); la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC); la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSCBC); la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de Baja California (SaderBC); la Brigada Rural Estatal; así como de Cal Fire, es decir, bomberos provenientes de San Diego, California, y cuerpos de bomberos de los siete municipios, además de Protección Civil municipal y grupos de voluntarios organizados.

Sin embargo, los residentes de Pino Suárez se preguntan en dónde está toda esa gente. “De no haber sido por los bomberos de Cal Fire, nuestra comunidad hubiera desaparecido”, afirma Felipe, bombero voluntario y vecino de esa zona.

Sus manos ajadas muestran las huellas de combatir el incendio por más de catorce días seguidos. El descanso y el alimento durante este tiempo han sido cuando se puede.

Aun con el cansancio, él y sus compañeros voluntarios no dejaron de combatir el fuego en la zona, pues de no haberlo hecho, sus hogares ya no estarían de pie, como sucedió con una zona habitacional ubicada más cerca de La Rumorosa, donde al menos doce cabañas fueron devastadas por completo.

Olga, quien es vecina de la zona y también bombera voluntaria, coincide en que la ayuda no llegó. “Ni los bomberos de aquí vinieron a ayudarnos”, lamenta mientras recibe algo de ayuda consistente en agua, sueros y alimento que les ha llegado directamente.

¿Dónde están los má de 200 elementos? los residentes quieren pensar que se encuentran atendiendo otros frentes, aunque no les parece curioso que no los han visto pasar por ningún lado, al menos en esas cantidades.

“Dios no quiere que nos vayamos, por eso no permitió que se quemaran nuestras casitas”, comenta la mujer mientras señala que el incendio llegó a apenas unos cuantos metros de las edificaciones del ejido. De hecho la autoridad fue a invitarlos a retirarse, pues hace días la llegada del fuego a la zona habitacional era inminente. Aún así, en vez de irse decidieron luchar contra el fuego y lograron detenerlo.

Por otra parte, la sospecha de que los incendios tengan que ver con los recientes hechos de violencia protagonizados por grupos antagonistas del crimen organizado permanece en cada charla. Contrasta que, apenas este lunes, la fiscal estatal, María Elena Andrade Ramírez, afirmó de manera tajante que ningún habitante de la zona les había referido esa posibilidad y que, hasta el momento, no han encontrado indicios que así lo indiquen.

En los días recientes, helicópteros sobrevuelan la zona y arrojan agua desde las alturas, con lo cual el control del incendio forestal ha sido más efectivo. Aunque lo agradecen, los vecinos de esta comunidad rural lamentan lo tardío de su arribo al apoyo.

En los días recientes, el viento ha avivado el fuego en algunas zonas que ya habían sido controladas, y aunque el mayor peligro ya pasó, la huella de la devastación permanecerá durante muchos años.

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