El ingeniero Benjamín Munguía está viviendo hoy su quinto día. Después de años de abrazar el cáncer y ofrecerlo en sacrificio a Dios, este sábado el amigo del Carpintero falleció en Mexicali, víctima de mieloma múltiple.

A los 75 años de edad, deja un legado muy importante tanto en la vida pública de Baja California. Fue diputado local por tres meses en el 2004, pero sin duda la herencia más valiosa en el área pública es la instauración, a partir del 2010, de programas de calidad en las agencias de seguridad pública en el noroeste de México, a través de la la agencia CALEA, cuyos estándares hoy se extienden desde esta frontera a diversos estados del país.

Ferviente enamorado de la Virgen María, Francisco Benjamín Munguía Ballesteros, supo llevar a la práctica el cristianismo. Quienes lo conocimos, supimos reconocer en él tanto la sencillez como la sabiduría al aplicar los mandamientos a cada momento de su vida. Estricto en la aplicación de la Ley y a la vez dispuesto a compartir sus conocimientos.

Tenía el don de la amistad. Fue respetado -e incluso admirado- por aquellas personas que no comulgaban con sus políticas o preceptos. Y es que para lidiar con tantos puntos de vista al interior de las corporaciones policíacas, esa apertura y firmeza es necesaria.

El 13 de marzo del 2020 tuve el gusto de desayunar con él, antes que la pandemia de la COVID-19 nos metiera a todos a casa. Ahí me platicó lo que estaba viviendo recientemente. “Me dieron seis meses; no hay una explicación”, dijo el ingeniero Munguía al narrar el sufrimiento que le vino de sorpresa con el mieloma múltiple.

Estaba trabajando en Hermosillo, Sonora, con el proyecto de calidad para la corporación estatal de aquel municipio, cuando comenzó a sentir fuertes dolores en la espalda, en los huesos. Tenía las vértebras pegadas. De inmediato regresó a Mexicali, su casa, donde comenzó a ser atendido.

Durante dos semanas, su salud decayó gravemente. Estuvo con suero y  transfusiones de sangre. Los médicos finalmente le dieron su diagnóstico. Era cáncer y le quedaban seis meses de vida. Esos seis meses se volvieron más de tres años, sin una explicación científica.

El mieloma múltiple es un cáncer de células plasmáticas, un tipo de glóbulo blanco en la médula ósea. En esta enfermedad, un grupo de células plasmáticas se tornan cancerosas y se multiplican. La enfermedad puede dañar los huesos, el sistema inmunológico, los riñones y el recuento de glóbulos rojos.

Entre los síntomas de este padecimiento que le da a los hombres mayores de 60 años, está la pérdida del apetito, el dolor en los huesos y fiebre. Los tratamientos incluyen el uso de medicamentos, quimioterapia, corticosteroides, radioterapia o trasplante de células madre.

En esta etapa tan dolorosa de su vida, supo que su sobrina, Felicia Padilla Munguía, una atleta consumada, había sufrido un percance y había sido sometida a una operación en la columna vertebral. Benjamín decidió ofrecer esa etapa tan dolorosa que estaba viviendo, a la salud de ella.

En la sobremesa, esa mañana del viernes, me contó cómo su sobrina, en Ciudad Obregón, pasó de no poder moverse a la silla de ruedas, luego a usar bastón y finalmente faja ortopédica, y una rehabilitación física de nueve largos meses.

Durante todo ese tiempo estuvieron en constante comunicación, dándose ánimos el uno al otro.

Cuando Felicia se recuperó completamente, volvió a correr. Su primer carrera fue la carrera de la Independencia, de 21 kilómetros, en Mexicali. Se la dedicó a su tío Benjamín.

Para Benjamín la fe y el ánimo fueron los factores que le ayudaron a sobrevivir a la enfermedad durante tanto tiempo, mucho más del que los médicos pronosticaron.

Al final del desayuno, la sobremesa se extendió hasta la banqueta. Hacía un sol agradable y el ingeniero y yo charlamos hasta que subió al automóvil en el que lo recogió su esposa Bertha Alonzo.

Quedamos de vernos lo antes posible. Hoy esa cita no está en nuestras manos.

A sus hijas y su esposa le mando todo nuestro afecto. Hoy, estoy seguro, Benjamín Munguía viste de colores, viviendo su quinto día, acompañado de su amigo, el Carpintero Judío.  Descanse en paz.

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