Pamela tiene 26 años, pero desde hace 7 que pierde movilidad y su dolor se agrava. Ella lleva tiempo gestionando ante el IMSS una operación de columna que le ayudaría a acabar con su sufrimiento, pero cuando parecía que todo se acomodaba para por fin ser sometida a la tan anhelada cirugía, su procedimiento quedó indefinidamente suspendido por causa de la COVID-19. Por eso es una víctima colateral de la pandemia.

Pamela Méndez es paciente de la clínica 30 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Mexicali. Tiene un problema en su columna que desde hace siete años le ha ido dejando sin movilidad de forma paulatina, a la vez que la tiene sufriendo dolores que cada vez son más intensos.

Desde entonces, recuerda, ha buscado por distintas vías que el IMSS le resuelva su problema, el cual tuvo que detectarse por fuera, con particulares, en el 2017, cuando el dolor era ya insoportable.

“Me han dado medicamento para disminuir mi dolor sin siquiera pensar que al no tratarme llegaría a como me encuentro hoy”, lamenta la mujer que ha decidido aguantase la pena y publicar su caso en redes sociales.

Más que buscar empatía con la gente, comenta Pamela, lo que busca con ello es que alguien le auxilie por fin y le tienda una mano para que se apiaden de su situación y por fin la operen.

Desde hace tres años, recuerda, ha estado luchando para que la operen, ya que todos los médicos que la han visto le indican que es la única forma en que podrán acabar con el desgaste y el dolor que sufre en su columna.

“Esta operación se aplazó por el COVID-19 yo en entiendo todo lo que se tuvo que posponer pero nadie entiende mi dolor, el dolor que llevo conmigo día con día”, lamenta la derechohabiente.

En muchas ocasiones ya ha tenido que visitar el área de urgencias del Instituto, debido a los fuertes dolores que le ocasiona este problema “y todos los médicos me dicen lo mismo: ‘no puedo quitarte el dolor por completo, necesitas que te operen ya'”.

Asegura que se ha sometido a todos los tratamientos posibles, pero a la fecha sigue cargando con ese dolor. “Siento que ya no puedo más, no sé que más hacer, a quien más acudir”, lamenta.

Por eso decidió hablar públicamente de su caso, para que algún directivo del IMSS se entere de lo que está viviendo y la forma en que está perdiendo cada vez más la capacidad de valerse por sí sola.

“En el Seguro me dicen que espere, me dan largas, se tiran la bolita, pero no me dicen qué tanto debo de esperar; me dicen que pueden ser semanas o meses”, menciona Pamela.

Mientras tanto, tiene que aguantar el dolor que se le pasa por ratos solo con fuerte medicamento. Esos momentos los aprovecha para dormir un poco.

“Ya mi cuerpo está cansado, por favor ayúdeme tengan un poco de humanidad por mí…lo único que pido es que me ayuden”, menciona la paciente, quien asegura que no ha perdido la fe en que muy pronto su mensaje será escuchado.

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