MEXICALI. Muchos jóvenes fueron testigos de actos de violencia en su entorno familiar, los cuales replicaron en la escuela, comentó la directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), María Elena Medina Mora.
Durante su participación en el Primer Foro de Salud Mental y Educación Superior, realizado por la Universidad Autónoma de Baja California en las instalaciones del Teatro Universitario, indicó que, en el caso de la UNAM, uno de los factores que provocaron problemas de salud mental fue la pobreza. Durante la pandemia de COVID-19, muchas personas perdieron su empleo, lo que ocasionó la falta de recursos para cumplir con diversos compromisos, como el pago de la renta, lo cual afectó la continuidad de los estudios de los hijos, generando problemas emocionales.
Otro factor importante fue la violencia familiar, ya que México fue uno de los pocos países que tuvo un cierre total de las escuelas durante la pandemia. Esto hizo que los jóvenes experimentaran situaciones que antes no habían presenciado, debido a que la violencia se mitiga a través de la convivencia con vecinos y amigos. Sin embargo, al entrar en confinamiento, esta violencia se manifestó dentro de los hogares.
Las situaciones de violencia vividas por los alumnos en sus hogares, explicó la experta, se replicaron en las escuelas. Hay alumnos que han sido violentados y otros que ejercen violencia; existe violencia entre ellos, hacia los maestros y violencia de género.
“Vienen así porque en sus hogares son así; por ello, debemos trabajar con ellos y atenderlos, no solo expulsarlos. Hay que enseñarles que no deben comportarse de esa manera en la escuela”, aseveró Medina Mora.
Asimismo, precisó que en las universidades ya se habían identificado poblaciones en crisis, observando un incremento en problemas como el inicio del consumo de drogas, que anteriormente se presentaba en etapas muy tempranas de la vida, pero que ahora también ocurre en la etapa universitaria.
Sin embargo, hay universidades donde el problema es mucho más grave, alcanzando incluso el doble. La situación en México es preocupante, ya que ocupa uno de los últimos lugares en la atención a estos problemas.
Las enfermedades mentales más comunes en las universidades, al igual que en el resto del mundo, son la depresión y la ansiedad, siendo esta última la de mayor prevalencia entre la comunidad universitaria. Los estudiantes se muestran muy nerviosos y angustiados.
“Lo que deben hacer los profesores es ayudar a los alumnos a entender qué les está pasando y cómo pueden ayudarlos a manejar el estrés que enfrentan, con técnicas como ejercicios de respiración. La depresión, por ejemplo, se manifiesta en que el alumno no quiere participar en clase, no quiere levantarse de la cama, ni acudir al médico”, concluyó.