Mexicali, Baja California.- A siete días de haber estado a punto de morir víctima de un atentado a balazos afuera de su despacho, el abogado Cuauhtémoc Castilla Gracia sigue bastante lastimado del cuello, por donde una bala calibre 40 le entró y salió, pero lo que más le duele, afirma de manera metafórica, es el corazón.

“Me duele tener un México tan inseguro, un México tan adolorido y lastimado, un México tan violento… ese es el dolor que traigo en el corazón”, afirma el penalista especializado en la defensa de las víctimas, quien ha entrado en una etapa de reflexión tras el atentado.

“Esto me enseñó que soy más humano que los humanos, me enseñó que Dios existe”, narra en entrevista exclusiva para PoderMX y para Primera Voz esta mañana vía telefónica. Sostiene su dicho al mencionar que el proyectil que le atravesó el cuello estuvo a unos milímetros de la columna vertebral, lo que le hubiera quitado la vida o -en el mejor de los casos- dejado cuadripléjico.

Han sido miles los mensajes que le han llegado por diferentes vías de personas preocupadas por su salud y exigiendo que se haga justicia. Sin embargo en su mente impera una pregunta: “¿Por qué yo?“.

Castilla fue atacado a balazos afuera de su despacho la tarde del martes 10 de agosto. El lunes pasado, los dos ejecutores del atentado, quienes esperaron por horas la llegada del penalista en la vía pública, fueron detenidos por elementos de la Fiscalía General del Estado.  Esta misma mañana se realizaría la audiencia inicial del caso, en el Centro de Justicia. Ahí estarán presentes representantes del abogado atacado. “Hubiera querido estar presente pero por situaciones técnicas no pude estar”, afirma Castilla Gracia, quien ha cimbrado su carrera en los últimos años en la defensa de las víctimas de feminicidio, de violencia de género, de tortura y de otras injusticias.

“Ahorita que ya pasó todo esto he sentido quiénes son mis amigos y quiénes realmente están conmigo…me duele muchísimo el corazón, me duele muchísimo ver este país tan violento, tan inseguro.”

Sobre esa tarde del atentado recuerda: “Yo cuando recibí el balazo ni me había dado cuenta, no lo sentí. Me empezó a escurrir sangre y pensé que era agua. Cuando vi que era sangre me tiré al suelo y ahí tirado al suelo, pecho tierra, comencé a pensar ‘por qué yo?’ qué hice yo?’ no he hecho nada malo…me sentí minimizado, me sentí humillado, me sentí achicado.”

Pero por otra parte, le fortalece las múltiples muestras de afecto, de preocupación y de solidaridad hacia su persona. Tanta gente agradecida y preocupada por su salud. “Esa gente que he ayudado a salir de la cárcel, está molesta por lo que le pasó”, dice como ejemplo.

No hizo caso a amenazas

Castilla Gracia ha recibido amenazas. La más reciente fue mientras iniciaba el caso de Rosa Isela y su hija Leah, ambas muertas por las ruedas de un conductor ebrio en la calle Novena, un caso en donde están involucrados serivdores públicos.

En ese entonces, recuerda, “lo minimicé… me limité a denunciar las amenazas hacia mis clientes”.

Pero ha habido otros casos.

Recuerda que en una ocasión encontró una nota escrita en un papel pegado en la puerta de su despacho que decía “bájale de huevos con los policías”.

“Me reí. Dije: es una broma de mal gusto y mira, aquí está la broma de mal gusto”, indica.

“La bala sí me perforó, no es un rozón; hay un orificio de entrada y salida calbire 40 que estuvo a milímetros de tocar la columna vertebral. Pude haber muerto o pude haber quedado cuadraplégico.

Y aunque el dolor de la herida es mucho, el abogado insiste:  “El dolor interno es el más fuerte, el dolor moral de sentir que estás en un país donde no puedes vivir en paz, donde hay mucha violencia, mucho odio, mucho egoísmo de la gente.”

Agradeció a barras y colegios de abogados y abogadas de Baja California y de otros estados que han manifestado su preocupación por su caso.

Sobre lo riesgoso de su profesión, opina: “No nada mas los abogados estamos indefensos; todos los ciudadanos estamos indefensos…cualquier persona que salga a la calle está indefensa”. Castilla recuerda homicidios como el de la señora que estaba afuera del Oxxo, a quien mataron con un arma blanca, como ejemplo claro de si sentir..

A su entender, es la sociedad la que vive una seria descomposición. “Somos nosotros mismos. El que dispara es tu vecino, es tu hermano, tu conocido, con el que vas en el camión, con el que vas caminando en la calle”.

“Es la sociedad la que está mal”, concluye Castilla, quien forma parte de los miembros de honor de la Fundación Internacional de Victimología con sede en España.

Todos los casos merecen ser resueltos rápido

El abogado dice esperar que el proceso en contra de sus atacantes sea apegado a derecho, pero no solo el suyo, sino todos los casos similares que aguardan justicia.

“Leí algunos comentarios sobre la velocidad en que se resolvió mi caso, por ser una persona conocida. Tienen razón. Todos los casos deberían de ser resueltos rápido”, señala.

“Por esas críticas que yo veía en Facebook, por eso mismo yo me volví abogado de víctimas, por eso me volví victimólogo…Yo he emprendido una lucha para defender a las víctimas; que la gente no lo entienda así, que la gente lo vea de otra forma…ni hablar, eso es parte de nuestro egoísmo”, lamenta Castilla.

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