Mexicali, Baja California.- Este año no hubo un gran banquete ni ceremonias pomposas donde los mandatarios posan para la foto, mientras entregan reconocimiento a los festejados y festejadas. Este año la celebración del Día de la Enfermera y el Enfermero, estuvo a cargo de la gente, que encendió velas de esperanza frente a los hospitales donde se pelea la batalla más importante.

Desde mediodía comenzaron los preparativos. Voluntarios comenzaron a colocar decenas de velas sobre la calle Del Hospital, que al encenderse, ya por la noche, formaron el rostro de una enfermera. Luces que iluminaron el frente del Hospital General, y después del hospital 5 de Diciembre del Issste, del Hospital Universitario, Issstecali, y los hospitales 30 y 31 del IMSS.

Música dedicada a las y los enfermeros en su día, pedazos de rosca y otros postres, fueron entregados a los trabajadores de la salud. Todo fue donado por empresas y por particulares, quienes a través de tres personas llegaron a manos de los ángeles de blanco, comentó  Alejandra Gallardo, representante de la asociación Médicos con Corazón.

Fue en 1931, cuando el entonces director general del Hospital Juárez, José Castro Villagrana, dijo que las enfermeras eran como un regalo de Reyes para todos los pacientes hospitalizados y para los doctores. Fue desde ese momento en que esa frase fue motivo para conmemorar este día, no solo el Día de Reyes, sino también el Día de la Enfermería, en todo México.

Cerca de las 7:00 de la tarde, trabajadores de la salud y voluntarios, comenzaron a encender las pequeñas velas colocadas al pie de un gigantesco árbol de Navidad confeccionado con luces, el cual fue anclado al pavimento. Fue un breve descanso, mientras detrás de los ventanales, de las paredes del hospital, muchos más doctores y enfermeros se esfuerzan al máximo -como desde marzo pasado- para darle a los pacientes de COVID-19 el regalo más preciado: la salud.

Cuatro músicos entrelazaron sus talentos sólo con este propósito y, a través de un bajo eléctrico, un piano, un cajón peruano y una guitarra, llevaron sus armonías hasta adentro del hospital, donde algunos trabajadores de la salud se asomaban eventualmente a escuchar las canciones. Otros transmitían en vivo y algunos más solamente escuchaban.

Las lágrimas y la voz entrecortada fue común denominador entre los entrevistados, al recordar la pérdida de compañeros y de algunos familiares incluso, que se contagiaron del nuevo Coronavirus.

La esperanza en la vacuna se percibe aún distante. Por eso sus recomendaciones siguen siendo las mismas: quédense en casa, no salgan, no hagan reuniones, o pudieran terminar aquí.

Mientras concluía el evento, las sirenas de una ambulancia rompían el silencio. Otro enfermo de COVID-19 llegaba al área de urgencias.

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