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La creación de la Guardia Nacional, el nuevo cuerpo de seguridad que impulsa el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, parece encaminada. El pleno de la Cámara de Diputados ha aprobado la iniciativa y la mandará ahora al Senado, donde será discutida y votada en los próximos días. Morena, el partido del presidente, Andrés Manuel López Obrador, controla ambas cámaras. La aprobación definitiva de la Guardia Nacional, aunque accidentada, parece solo cuestión de tiempo.

Morena, que necesitaba mayoría calificada, sacó la votación con el apoyo del PRI, formación que ha dominado la política mexicana durante buena parte de los últimos 80 años. El partido tricolor aceptó los términos propuestos por Morena, después de algunas modificaciones en la propuesta. El Partido Verde, que suele hacer dupla con el PRI en contiendas electorales, le ha dado sus votos igualmente a Morena.

Este jueves, horas después de su aprobación, López Obrador declaró que no está conforme con los últimos cambios que ha sufrido el proyecto.

El presidente pidió a sus legisladores en el Senado que reviertan las modificaciones aprobadas ayer. En concreto, el mandatario ha señalado dos puntos, uno que atañe a la capacitación de los futuros guardias nacionales y otro, sobre “la facultad de las Fuerzas Armadas para intervenir en asuntos de seguridad pública”. En el primer caso, los diputados de Morena quitaron al Ejército esta atribución, formar a los reclutas, que sí aparecía en la propuesta original. En el segundo, eliminaron tres artículos que definían el mando del nuevo cuerpo -militar los primeros cinco años- y estipulaban el equilibrio entre la presencia de la Guardia en las calles y el fortalecimiento de los cuerpos de seguridad locales.

La indicación de López Obrador podría retrasar la aprobación definitiva de la Guardia Nacional, pero el apoyo del PRI y el Verde allana el camino a la reforma, aunque demore algunos meses más.

Desde noviembre, el nuevo cuerpo ha sido objeto de polémica. El día 15 de aquel mes, López Obrador, que aún no había tomado posesión, presentó el plan de seguridad de su Gobierno. Aunque dedicó la mayor parte del tiempo a detallar su estrategia para paliar las causas de la delincuencia, la Guardia Nacional se llevó los titulares. El entonces futuro mandatario explicó que el nuevo cuerpo estaría adscrito a la Secretaría de la Defensa. Policías militares, navales y federales serían sus integrantes. “Hay mucha descomposición en los cuerpos policiales. Se creó la Policía Federal para garantizar la seguridad pública, para que no intervinieran ni el Ejército ni la Marina. Pero no se ha consolidado”, explicó entonces, consciente de que sería una decisión protestada. “La política siempre es optar entre inconvenientes”, zanjó.

Para el colectivo Seguridad sin Guerra, un grupo de organizaciones independientes de defensa de los derechos humanos, expertos en políticas de seguridad y droga, la aparición del nuevo cuerpo es una pesadilla. Ante la descomposición de la oposición política después de las elecciones del pasado julio, Seguridad sin Guerra se ha erigido estos meses como contrapeso del Gobierno, al menos en este tema. Critican que la creación de la Guardia Nacional supondría profundizar en la militarización del país. Significaría, defienden, blindar la militarización en la Constitución. Como se trata de un nuevo cuerpo militar, la creación de la Guardia Nacional pasa por la modificación de varios artículos de la Carta Magna.

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