Andrés A. Solis

Sobra hacer un recuento de lo que sucedió y lo que vimos el pasado jueves en calles de Culiacán, Sinaloa.

Sobra quedarnos con el argumento más moral que político del presidente de que prefirieron liberar a un sujeto para evitar que sus sicarios comenzaran a asesinar a personas inocentes.

Sobra concentrarnos en la “reaccionitis” que ha dejado este suceso, que sin lugar a dudas ha cambiado la forma de gobernar este país, pero más la manera en como sociedad vemos la fuerza real de las bandas del crimen organizado.

Lo que nos ha faltado es ver cómo medios y periodistas enfrentamos estos sucesos y este espacio será insuficiente y deberá ser un tema de discusión durante largo rato.

Las y los periodistas de Sinaloa nos volvieron a dar una tremenda cátedra de cómo cubrir temas del narco, una realidad que han enfrentado durante casi 40 años.

Fue muy notorio cómo en la fallida rueda de prensa que ofreció el gabinete de seguridad al día siguiente, las y los reporteros sinaloenses les explicaban más sobre la situación real de Sinaloa a los titulares de Seguridad Pública, Defensa Nacional y Marina y claro, al gobernador.

Pero también hubo yerros en la cobertura, consecuencia, precisamente, de la falta de conocimiento sobre la situación, a lo que se sumó el pésimo manejo de la crisis por parte del Gobierno Federal.

Aquel día quien de plano desapareció fue el que cobra como coordinador general de Comunicación Social, Jesús Ramírez Cuevas. Mostró su falta de talento, conocimiento y capacidad para dar información a los medios y encima de todo, se quedó aparentemente sentado viendo cómo se contradecían los propios funcionarios federales.

Los medios en Sinaloa fueron cautos y basaron su cobertura en lo que podían documentar en el momento, sin especular, sin hacer suposiciones. Saben que no sólo es incorrecto difundir datos sin confirmar, su vida y su seguridad depende de ello.

Mientras tanto los medios que se creen nacionales (sólo porque están en la Ciudad de México), pasaron horas y horas especulando sobre los hechos. Afirmaron por ejemplo, que el operativo para “rescatar” al detenido había sido una orden directa de Ismael Zambada García, alias El Mayo.

Medios como Foro TV, Milenio Televisión, Radio Fórmula, repetían hasta el cansancio que la zona de conflicto era en la conocida como “Tres Ríos” en Culiacán (porque así lo decía el boletín oficial), pero en ningún momento se tomaron dos minutos para decirle a la audiencia dónde es esa zona.

Tal fácil que es usar cualquier aplicación de mapas satelitales, pero no… las televisoras “grandotas” prefirieron creer que cualquier persona sabe dónde es Tres Ríos en Culiacán.

Bien dicen que cuando hay un vacío de información alguien lo va a llenar.

Tristemente el vacío de información no pudieron llenarlo los medios, al contrario, contribuyeron a hacer más grande el hoyo que rápida y audazmente fue llenado por los abogados, la familia y hasta los secuaces del que luego dijeron… “ni siquiera estuvo realmente detenido”.

 

* Periodista. Autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de Buenas Prácticas para la Cobertura Informativa sobre Violencia”.

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