La comunicación factor central en procesos migratorios

Los migrantes que se encuentran en tránsito desde el sur y centro de América Latina hacia esta frontera, caminan guiados por información publicada en grupos de Facebook, comparten mapas, rutas, reciben transferencias bancarias digitales y mantienen vínculos a través de grupos de WhtasApp. Estiran la percepción de cercanía con familiares y amigos que se han quedado en sus comunidades de origen, a través de la comunicación digital.

Los procesos de movilidad no son lineales ni de fluidez permanente, sino que están pautados por momentos de espera, que generan sensaciones de “atrapamiento” en los individuos y grupos que transitan las fronteras. La comunicación juega un rol central en la transformación de identidades y en la relación con los nuevos espacios que van habitando los inmigrantes. Como nunca antes, los dispositivos tecnológicos y la alfabetización digital son centrales en los procesos de movilidad transnacional.

Las antiguas representaciones de migrantes que perdían todo contacto con sus territorios culturales de origen ha venido transformándose en la última década, debido a los procesos de intercambio y aceleración de flujos provocados por la globalización, así como por el importante desarrollo de los dispositivos mediáticos, particularmente de los teléfonos celulares, que ocupan un lugar relevante en la vida cotidiana de las sociedades contemporáneas.

La estructura social y el pensamiento individual son elementos que participan entrelazados en la producción de los procesos de comunicación pública, tanto a través de los medios tradicionales (televisión, radio y medios impresos) como en la variante digital de los mismos y en los procesos de producción simbólica en las redes sociodigitales. La vida en y a través de las fronteras no escapa a esta realidad en la que vivimos mundos conectados a un ritmo que permite la creación colectiva de significados habitando espacios territoriales o virtuales definidos, o en tránsito como quienes actualmente migran.
Dana Diminescu ha escrito en su manifiesto epistemológico de los migrantes conectados, que “Los medios globales pintan un cuadro de un lugar de fácil acceso que contribuye a estandarizar, reforzar y generalizar nuestra cultura de movilidad actual, sin embargo, los inmigrantes de hoy desarrollan redes, actividades, ´estilos´ de vida e ideologías que forman un vínculo entre su país de origen y el país anfitrión que los reintroduce en la movilidad…El entorno del migrante conectado está fuertemente marcado por la comunicación, por las tecnologías de acceso y almacenamiento. Por lo tanto, se deben reformular los métodos y medios de investigación para adaptarnos a este entorno como a las nuevas problemáticas”.
No obstante, la utilización de las tecnologías de comunicación e información también acarrea retos importantes y peligros para las personas en movilidad. En las plataformas digitales se comparte información fake sobre trámites migratorios, se ponen en venta documentos falsos. Los inmigrantes son atraídos hacia rutas donde bandas dedicadas al tráfico de persona los embscan y extorsionan. Como muestra, hace unos días el diario El Financiero publicó el titular El ‘doble filo’ de las redes sociales: Migrantes comparten sus rutas y traficantes ‘se aprovechan’. Facebook permite que usuarios compartan información sobre cruces fronterizos, aunque sean ilegales.
Tenemos frente a nosotros vetas gigantes donde asoman nuevos temas o nuevos enfoques para el estudio de la movilidad desde los estudios de la comunicación y la cultura, en nuestro contexto transfronterizo.

*[No. 50/2021]. El autor de esta publicación es profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Humanas, UABC.

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