Mexicali, Baja California.- Es difícil imaginar que quien alguna vez fue el amor de tu vida, pueda acuchillarte en quince ocasiones y darte por muerto. Es más difícil aún imaginar que todo esto ocurre frente a la mirada de tus hijos. Esto le sucedió a Claudia Rosales el primero de enero del 2008. Hoy, esa pesadilla que no se ha diluido del todo, amenaza con regresar y la decisión de que esto ocurra está en manos de un juez de Tecate.

Está comprobado que el 75% de los agresores en casos de violencia doméstica reinciden. Es el mayor temor con el que hoy convive la arquitecta cuya existencia estuvo a punto de terminar hace casi trece años.

Para ella y sus hijos que todavía no son mayores de edad, no ha sido nada fácil cargar con ese episodio que les marcó su vida. Él, el agresor, está en la cárcel. El penal de El Hongo es su prisión desde que se le sentenció a 18 años.

Tras las rejas la forma de actuar de quien quiso quitarle la vida a cuchilladas ha sido otra. Se volvió incluso el pastor del lugar, lo cual intentó utilizar para obtener su libertad anticipada, hace justo un año. No lo consiguió pues una perito especialista en psicología lo catalogó como una persona peligrosa. Los estudios correspondientes concluyeron que el detenido representaba un riesgo inminente para la víctima, para sus hijos y para la sociedad.

La noche de terror

Su pareja ya la había amenazado seis meses antes de la agresión. Ella lo denunció y ninguna autoridad hizo nada por ayudarle. Hoy recuerda que en el Ministerio Público le dijeron que no llevaba heridas, que no podían hacer nada respecto a las amenazas.

Fue el primero de enero del 2008, cuando Claudia fue acuchillada hasta por quince ocasiones en el estacionamiento de la estación de radio donde trabajaba. La herida más grave le cortó la yugular y estuvo a punto de morir.

Los insultos y las agresiones físicas él las cometió frente a sus tres hijos.

Después del ataque, el agresor huyó con los niños y se refugió en la casa de la pastora de un templo cristiano, para luego entregarse a la Policía. La mujer fue trasladada, en tanto, al área de urgencias del Hospital General, ubicado a tres cuadras de la estación de radio donde sucedió el ataque. Sobrevivió milagrosamente.

Hoy Claudia ve cerca el renacer de esta pesadilla para ella y sus hijos. Si quien fuera su esposo obtiene la libertad anticipada, ella no tiene en donde esconderse ni refugiarse. Tendrá, considera, que ella misma defenderse y defender a sus hijos como pueda.

Las terapias psicológicas a las que acuden desde que ocurrió el incidente, las ha solventado ella, con sus propios recursos. El Estado no les ha provisto de nada.

“No me puedo quejar de la Fiscalía, de mis auxiliares, pero no tienen herramientas”, señala Claudia al explicar que pese a que el feminicidio y la violencia doméstica es un problema constante, los diputados no han legislado para dotar a las víctimas de derechos.

“Tiene más derechos -concluye- el agresor, que la víctima.”

Por ello hace un nuevo llamado a los diputados, a que volteen a ver estos casos con seriedad y atiendan con leyes justas, las necesidades que las víctimas tienen. También pide al Juez que aplique su criterio y no permita que el agresor salga libre anticipadamente. Llama además al gobernador Jaime Bonilla Valdez a que haga lo que esté a su alcance para que la justicia prevalezca, y a la sociedad a abrir los ojos, a ser empáticos y a impulsar cambios drásticos en la justicia para que los asesinos y los agresores sean sancionados correctamente y las víctimas protegidas en la realidad.

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