Ramón Molina

De un plumazo en un acto arbitrario y autoritario como ya se viene haciendo costumbre en esta administración Federal, México ha decidido darle la espalda a varios acuerdos en pro del medio ambiente como el Acuerdo de París, cuyo compromiso principal es disminuir las emisiones de CO2 y de paso también le niega a los mexicanos acceso a energía eléctrica limpia y barata con la publicación del Acuerdo para Garantizar la Eficiencia, Calidad, confiabilidad, Continuidad y Seguridad del Sistema Eléctrico Nacional, con motivo del Reconocimiento de la Epidemia de Enfermedad por el virus SARS-CoV-2 (COVID-19) ( ¡Ufff! le pido disculpas estimado lector por tan maratónico nombre pero ya sabe que a los burócratas les encantan los nombres rimbombantes y llenos de paja).

Este acuerdo publicado como en antaño, en fin de semana para disminuir el impacto en la opinión pública, acota enormemente, por no decir que prácticamente frena la generación privada de energía eléctrica limpia, renovable y barata como la eólica y la solar e impulsa la generación de energía eléctrica usando combustóleo y carbón altamente contaminante a través de la CFE que recupera el control total del sistema eléctrico.

La publicación de este acuerdo que pone a México un peldaño por debajo de la expropiación ha generado reacciones en diversos socios comerciales como Canadá y la Unión Europea quienes han enviado durísimas cartas a Rocío Nahle señalando su preocupación por los más de 6 mil 100 millones de dólares que sus empresas han invertido y que hoy penden de un hilo en el limbo.

El desdén que públicamente el Presidente había mostrado por este tipo de energías al señalar que los “ventiladores”(sic) afean el paisaje de la Rumorosa o su titular de la Semarnat, Víctor Toledo diciendo que “las gigantescas aspas que giran para atrapar el aire de los territorios indígenas” nos invitaban a estar atentos a los pasos que se tomarían al respecto pero honestamente nadie esperaba un golpe tan fuerte para ese sector, mucho menos en estos momentos en los que se necesita dar certidumbre e impulso a las inversiones para generar empleos con urgencia.

Es paradójico que llamándose gobierno de izquierda la 4T vaya precisamente en sentido contrario, los grandes impulsores de este tipo de energía en el mundo son precisamente gobiernos, políticos, militantes y simpatizantes de izquierda y la razón es porque por un lado son sustentables/expandibles y por el otro benefician principalmente a los más pobres al proporcionar tarifas más baratas, algunas estimaciones afirman que la diferencia de precio es 7 veces menor. Eso sin contar que permite la entrada de más inversionistas lo que genera una sana competencia y como sabemos la competencia beneficia siempre al consumidor. Con la decisión que se ha tomado se fortalece el monopolio de CFE bajo el falso y rancio argumento de la “soberanía energética”.

Se vienen litigios, indemnizaciones y renegociaciones sin contar las fricciones diplomáticas que ya se generaron, como diría el Divo de Juárez “¿Pero qué necesidad?”

¿Qué tal durmió?

En una decisión valiente la Suprema Corte le dio con tubo al infame Bonillazo que extendía el mandato de 2 a 5 años. Se acabó pues el atraco legislativo. En la Secretaría General de Gobierno no duermen, la pesadilla se les volvió realidad.

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