Conforme pasa el tiempo urge la recuperación económica en todo sentido porque a lo largo de un año de la emergencia las medidas preventivas parecen no tener resultado cuando los contagios y muertes por el coronavirus se manifiestan peor que nunca no solo en México, sino en otras latitudes del mundo.

Sin embargo, los adelantos científicos permiten contar, al momento, con dos alternativas que, si se aplican y aprovechan con contundencia, no será difícil reencontrar las formas y tiempos razonables para que salgamos de la nueva realidad a la entrañable normalidad…

Esto es, por ejemplo, que se tiene la posibilidad de pruebas rápidas para detectar contagiados y darles el pertinente trato, no el acostumbrado de enviarlos a casa hasta que empeoren y/o mueran y, de paso, enfermen a quienes les rodean por más cuidados que procuren…

Y en segunda instancia está la vacuna, restringida pero a final de cuentas útil para avanzar y determinar en cualquier espacio privado o público quién puede considerarse inmune y quién no, de tal suerte que el “calendario” gubernamental federal para inocular a millones de mexicanos no solo es vital sino estratégico, primero para salvar vidas de las personas más vulnerables y el sector médico, sin duda.

En ese orden de ideas, no es de extrañar que en Estados Unidos y en España exijan ya como condición para pisar su suelo que los viajeros cuenten con pruebas anticovid recientes y para que no haya duda hasta cuarentenas, como ocurre en EU, donde el presidente Joe Biden aprobó sean vacunados también los ilegales.

En estos escenarios propositivos que plantean la disponibilidad de pruebas rápidas y vacunas no todo es positivo, también se multiplican los fraudes y en ello están atentas las autoridades y grandes firmas como Walmart que aclaró no tener a la venta al público en general en sus unidades en México alguna vacuna anticovid. También la delincuencia organizada se hace presente con las falsas pruebas anticovid y venta de oxígeno, lucrando como es lógico con ilusos que en redes buscan con desesperación medicamentos y formas de atenuar los efectos letales del Covid-19.

En fin, a un año de distancia de que apareció el mortal virus y luego otras tres variantes del mismo, parte importante de la humanidad parece no entender la utilidad de la variedad de medidas preventivas porque las actitudes necias e irresponsables continúan con excepción de lugares donde las hacen obligatorias.

Todo esto hace suponer, sin subestimar la gravedad pandémica que azota al mundo, que para asistir al trabajo o cualquier espacio público sea para recreación o espectáculo se exija a los presentes prueba efectiva de no estar infectado y/o que ha sido vacunado…

…Con ello se garantiza, cuando menos, romper o reducir a su mínima expresión la cadena de contagios y comenzar a construir las sociedades una nueva historia en su apabullada existencia. ¿O no?

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