Dice un conocido adagio de origen español, que los mexicanos hemos adaptado muy bien: “A río revuelto, ganancia de pescadores”, y este dicho popular aplica por supuesto en la política de nuestro país. Y viene al caso este dicho porque, sin duda, el año 2021 será clave para conocer cómo evalúan los ciudadanos el trabajo realizado por aquellos servidores públicos que fueron elegidos en 2018 y que podrán postularse de nuevo para otro periodo, haciendo uso del derecho a ser reelectos, de acuerdo a lo que se autorizó en la reforma político-electoral que fue aprobada en febrero de 2014.

Diputados federales y diputados locales, así como Alcaldes, síndicos y regidores, podrán aspirar a ser postulados por sus partidos de nuevo y solicitar el voto de los ciudadanos.

Este escenario que nos plantea el 2021, año que de por sí se antoja complicado, debido a que el país estará en un proceso, o al menos estará en el intento, de recuperar la economía, la actividad educativa y a la espera de que la pandemia de COVID-19 se encuentre bajo control, este escenario, reitero, se mira bastante brumoso y revuelto.

En medio de todo esto, imaginemos a decenas de miles de funcionarios de elección popular pensando en cómo quedarse tres años más en su puesto, sin someterse a un verdadero escrutinio del trabajo que hayan realizado, porque la verdad es que –y esto hay que decirlo– no hay un sistema sólido de rendición de cuentas.

Otro aspecto que no juega a favor de los ciudadanos, es que muchos de estos servidores públicos que fueron elegidos hace poco más de 2 años no tienen la obligación de renunciar a sus actuales cargos para competir en el próximo proceso electoral.

Por supuesto, esto deja abierta la posibilidad para una serie de abusos de quienes, estando aún bajo el amparo del poder público, podrían hacer un uso discrecional del erario, todo con tal de ganar ventaja en la búsqueda de votos.

Bajo las condiciones que nos plantea la primera mitad del año 2021, y precisamente el hecho de que esos primeros seis meses serán de campañas y jornada electoral, es que no faltarán aquellos políticos que buscarán aprovecharse de lo que pudiera ser una elección de indiferencia por parte de los ciudadanos.

Cuando en junio de 2021 se realice la elección, el gobierno federal tendrá prácticamente 30 meses de gestión, y casi la tercera parte de ese tiempo habrá transcurrido con el contexto de una pandemia mundial. Aún es prematuro para saber si en el primer semestre de 2021 los efectos del COVID-19 serán historia o aún estaremos dentro de esa batalla en la que la administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador no ha salido bien librada.

En este sentido, serán muchos los actores políticos que aprovecharán este ambiente nacional, revuelto entre la pandemia, la crisis económica, la demagogia política y la guerra intestina de los partidos, para buscar sacar la mejor tajada.

Ojalá, los ciudadanos no olvidemos que desdeñar la participación en el próximo proceso electoral puede hacernos volver al pasado, en el que un partido o una fuerza política se adueñó del país e hizo de las suyas, con las consecuencias que hoy estamos viendo. Ciudadanos alertas, críticos y enfocados en revisar el trabajo de quienes se quieran reelegir y en escudriñar las ofertas políticas de quienes quieran participar por primera vez para un cargo público es lo que necesitamos.

Así pues, el año 2021 podría ser, y parafraseando el adagio español, “A país revuelto, pérdida de los electores”.

jesus.manuel.anguloc@gmail.com
@JessManuelAngu3

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