Mexicali, Baja California.- De los recuerdos de mi infancia, tengo presentes esos momentos en los que salía a jugar, con el grupo de niños y niñas de nuestra calle. A tu servidora la dejaban salir, sin tanto cuidado; eran otros tiempos en los que nos sentíamos más seguros, y no pasaba de andar por ahí “chacoteando” y regresar.

Sin embargo, me tenían prohibido irme a otro lugar, fuera cual fuera el motivo. Había ocasiones en que yo notaba que los niños y niñas comenzaban a organizarse para ir de paseo a diferentes lugares, como por decir, el Bosque de la Ciudad.

Ciertamente me daban permiso de jugar, andar en bicicleta, patines, etc., pero con restricciones, por aquello de que estábamos bajo el cuidado de la “nana”, una señora mayor, que tenía que rendir buenas cuentas al regreso de mamá.

Esa vez que se preparaban para ir al Bosque, recuerdo haber ido corriendo emocionada a mi casa, a pedir permiso, para recibir un rotundo ¡NO!, y era no, porque no y punto. Y así como esa vez, hubo otras, y los resultados eran los mismos, yo entusiasmada, corriendo a casa, a pedir permiso, aun sabiendo todas las negativas anteriores. Siempre guardaba esperanza.

Este es el inicio del camino para trotar cinco kilómetros en laguna Xochimilco. Fotos: Paty Dueñas.

De esas anécdotas, recuerdo muy bien esta curiosa, que ahora te comparto.

Cualquier día de verano, salí a jugar, y comencé a escuchar, que ahora los amiguitos se organizaban, porque un papá, los llevaría a la laguna, en particular recuerdo haber escuchado que irían a la laguna “México”. Tengo tan presente ese momento, en el que me quedé detenida, suspendida, y lejos de ir a solicitar el tan negado permiso, guardé silencio, no dije nada, y en mi mente pasó la expresión, “estos niños están locos, si en Mexicali no hay lagunas”.

No miento, esa fue mi expresión y cara de incredulidad, mi sentir.

¿Cómo era posible que aquellos infantes me estuvieran mintiendo con senda fantasía, de laguna en Mexicali?, a esa edad, mi única referencia mental que tenía de una laguna, era lo que se veía en las películas, yo imaginaba agua con un muelle de madera viejo, y gente aventándose a nadar, en el agua brillando por los destellos del sol, seguramente con un clima envidiable, con todo y que a veces soñaba que de ahí, saldría el temido personaje de la película de terror, Jason.

En mi mente, recrear una laguna era eso, un lindo paisaje, que por supuesto en Mexicali no existía.

Lo chistoso de mi recuerdo es que, siempre me alegraba la idea de salir a los paseos y pedía permiso, y en esa ocasión, no di ni un paso, no hice el mínimo intento y lo peor, taché de “loquitos” a las amistades de la infancia. Pasó el tiempo, los años, no sé cuántos, pero crecí, y por la adolescencia en los noventas, alguna vez transitando por la ciudad, pasé por un camino, y vi un cuerpo de agua, e igual me sorprendí. La pasada fue en carro, muy rápido, y me quedé con cara de duda, más o menos mi pensamiento fue: “¿De dónde sale esa agua, sí vi bien?dado que siempre he tenido gusto por el mar, sentí cierta emoción, al mismo tiempo que decepción, porque a mis ojos, no coincidía con aquella representación mental. En otras palabras, lo que miré, era feo.

“El Profe” que con un grupo de corredores, ayudan a reforestar y acuden a practicar deporte.

Era un paisaje de algo descuidado, de actividad humana irresponsable, dañina, miré basura por los alrededores.

Años más adelante, digamos ya en etapa adulta, tuve conocimiento de que sí, en Mexicali, existen lagunas, es decir, aquellos niños y niñas que califiqué de loquitos, tenían razón, y a ellos, debo decirlo con algo de envidia, ¡los llevaron a pasear!.

En años más recientes, supe que por esa zona, habría fraccionamientos y en alguna ocasión fui a visitar; de verdad me impresionó el hecho de saber que era posible, en esta ciudad árida y de clima extremo, vivir con un lago enfrente de tu casa, con espacios verdes, arbolados, aptos para caminar, pasar una tarde agradable, ejercitarte, inspirarte, ¡qué sé yo!, todos los momentos bonitos que pueden pasar, alrededor de una laguna.

Pronto vendría la desilusión, cuando platicando con un conocedor de temas hídricos de la localidad, me dijo tajantemente: “Esas aguas son de drenaje”. ¡Madre mía! Imagínate el impacto de escuchar ¡agua de drenaje!, cuando si no dominas el tema, en lo único que piensas es en suciedad y basura. Fue decepcionante.

Algunos fraccionamientos que colindan con parte del sistema lagunar.

Al tiempo, observé que efectivamente se hizo un fraccionamiento alrededor de una de las lagunas, y lo que empezó muy bonito, ahora está totalmente descuidado. Más adelante tuve la oportunidad de tener nuestra propia casa, por otro rumbo de la ciudad, digamos un tanto lejano.

Tan lejano y apartado, que, de la ubicación de casa, hacia atrás, existe la nada. Cuando uno se cambia de casa, al menos en mi experiencia, no pones atención en muchos detalles, porque anda uno apurado, resolviendo contratiempos, en la mudanza, acomodando todos los “tiliches”, además de los conseguir los muebles para iniciar.

Pues resulta, que la primera noche que pasamos en la nueva casa, sintiendo la extrañeza, porque entre que vivimos en la zona urbana pero colindamos con la nada, de repente, en el silencio, que se escuchan unos sonidos de animales, para mí, ¡salvajes!, no eran perros ni gatos.

Desearía poder transmitir lo que sentí, en medio de un silencio, de una quietud, y de repente escuchar ruidos salvajes.

Paseo recreativo por las orillas de las lagunas donde se observan diferentes aves.

¿Qué hice?, alertar al hombre de la casa con un buen pellizco, para decirle sumamente asustada: ¡Oye se escuchan unos ruidos de animales muy feos!, y me responden con toda tranquilidad entre sueños, “sí, son los patos, los patos de la laguna, ¿qué no has visto atrás?”.

Él tenía razón, al amanecer, lo primero que hice fue asomarme a la ventada y reconfirmar años después de mi infancia, que sí, efectivamente en Mexicali, hay lagunas, y ahora sé que son tres, la laguna “Campestre”, “México” y “Xochimilco”, que conforman el Sistema Lagunar de Mexicali, que se alimenta de drenes agrícolas, (no urbanos) y que en alguna parte, colindan también con el centro de transferencia de basura municipal.

Un bracito lagunar pasa por atrás de mi casa y de las de muchas familias más. Y bueno, aquellas amistades de la infancia, tenían razón; décadas atrás, era común ir de paseo a la laguna “México”.

Es nuestro deseo sincero, que los esfuerzos por rescatar el Sistema Lagunar, encuentren punto de acuerdo y rindan frutos y se convierta en la bella representación mental que la mayoría de las personas desde niños tenemos. Hoy en día, hay varios grupos de civiles y autoridades ambientales, sumando energías, para mejorar el área.

Ojalá y tengan éxitos en ese gran reto, porque Mexicali lo merece y lo necesita. 

Grupos de personas haciendo labores de limpieza.

Ahora, llevamos a nuestro pequeño hijo de 5 años, y le decimos, vamos a la exploración. Y lo que nos encontramos durante nuestra recreación es, un cuerpo de agua con su ecosistema propio, que se resiste a morir, entre casas, basura, escombro y tierra. Creemos que si queremos recuperarlas, el primer paso es, dar a conocer a los cuatro vientos, que en esta ciudad, sí existen lagunas y no es leyenda urbana.

Si te das la vuelta un domingo temprano, por los rumbos de la laguna Xochimilco, puedes encontrar a miembros de la agrupación “Salvemos las lagunas” y/o al personal de la Dirección de Protección al Medio Ambiente de Mexicali, haciendo labores de limpieza y mantenimiento, al “Profe” y un grupo de corredores, que también tienen actividades deportivas y de reforestación y te indicarán el camino para trotar hasta 10 km., a ciclistas e incluso, hay quien va a practicar pesca deportiva o simplemente, contemplar.

En cualquier caso, sin duda notarás que faltan manos y te darán ganas de sumar.

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