Llamó poderosamente la atención la programación, en el escenario de la Isla de las Estrellas, de Oscar Maydon, un artista conocido por el tipo de música que interpreta. Se trata de un joven cachanilla que ha saltado la fama de manera meteórica al interpretar corridos tumbados, de los llamados también narcocorridos, en los que se habla mucho de personajes del crimen organizado.

Llamó la atención que fuera parte de la cartelera de la feria, las tradicionales Fiestas Del Sol, sobre todo porque en las semanas anteriores el tema de la interpretación de este tipo de música en Baja California había estado sobre la mesa.

Distintos gobernantes, incluyendo la alcaldesa de Tijuana, Montserrat Caballero, y la misma presidenta municipal de Mexicali, Norma Alicia Bustamante Martínez, habían expresado que en los foros de estas localidades, estaba prohibido tocar este tipo de música en vivo, y que aquellos cantantes que lo hicieran, en el caso de la capital, tendrían que pagar una cantidad de extra por permisos extendidos por el Ayuntamiento.

Pasó lo que se esperaba. El joven cantante se presentó e interpretó lo que él comúnmente canta: corridos alterados. A decir de él, en ningún momento contempló interpretar otro tipo de música, para empezar, porque él se dedica a eso y quienes lo contrataron lo saben muy bien. De no ser así, no habría estado parado el jueves ante tanta gente, la verdad.

De manera por demás controversial, la alcaldesa de Mexicali, cuatro días después de lo sucedido, avisó que el joven cantante quedará vetado de los escenarios locales por haber profanado el escenario de las de la Isla de las Estrellas con música que fomenta la delincuencia y enaltece a quienes la ocasionan.

La respuesta de Oscar -sin ser politólogo ni contar con una rancia trayectoria en este ambiente, e incluso sin simpatizar con uno u otro partido político (en pocas palabras le vale madre la política y el se dedica a lo suyo), parece muy lógica, al cuestionar el porqué lo contrataron, si ya sabían qué tipo de música tocaba. 

También parece muy lógico que se sienta contrariado, pues luego de ser el más taquillero de lo que va de la feria, la cual llenó con 35 mil asistentes a su concierto, termina siendo castigado en su propia casa, Mexicali.

Este duro castigo que recibió el joven talentoso y afamado cantante, orilla a una necesario reflexión: ¿por qué la autoridad no actúa con la misma dureza en contra de los verdaderos criminales?

Basta hojear un poco los archivos más recientes de noticias relacionadas con el crimen organizado, para recordar la gran cantidad de casos de impunidad, de corrupción y de complicidad, que se han registrado en los meses recientes no sólo en Mexicali o Baja California, si no todo México.

Vemos que por un lado los detienen, pero por otro salen libres al llegar con una deficiente carpeta de investigación, o a los fiscales se les olvida acusarlos de delitos graves, pese a ser exhibidos como “objetivos prioritarios” o “generadores de violencia”.

Tristemente ya no es raro notar cómo uniformados, fiscales, jueces y magistrados, se doblan ante un poder al parecer imparable, como lo es el crimen organizado nuestros días.

El mismo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dio ya muestra de debilidad e incluso docilidad y complacencia, ante las embestidas del narco, de aquellos que han decidido dedicarse a obtener dinero fácil sin trabajar.

Aún así, con tantos casos que suceden ante nuestros ojos, seguimos viendo como las autoridades prefieren llevar al gólgota a un joven cronista de la vida de opulencia e impunidad de algunos personajes, en vez de demostrar en los hechos que en verdad les interesa combatir al crimen organizado. 

Ahora resulta que es más peligroso un jovencito con micrófono en mano, que los verdaderos delincuentes.

¿O Usted cómo la ve?

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