ANDRÉS A. SOLÍS

Lo que hizo el gobierno federal para tratar de explicar lo que sucedió con la información personal de periodistas que se hizo pública raya entre la risa y la preocupación, por la ligereza con que las autoridades de la Presidencia de la República quieren exculparse.

Por más de hora y media, el vocero presidencial y el responsable de la estrategia digital federal intentaron justificar sus fallos, sus errores basados en la ineptitud de alguien y en la mala gestión de riesgos e incumplimiento de los protocolos que dicen que existen.

Casi imposible no reírse, cuando, al estilo de la secundaria, Emiliano Calderón, responsable de toda la plataforma digital de este gobierno inició su alocución diciendo: “a mí me toca explicar…”.

Sin querer abandonar su lenguaje innecesariamente técnico, el funcionario nunca aclaró las causas por las cuales decenas de documentos personales de periodistas se hicieron públicos.

Insistentemente hizo la relatoría de los hechos, mientras el vocero presidencial, una y otra vez, decía que fue una sustracción ilegal de datos, como si eso no lo supiésemos ya.

Jesús Ramírez Cuevas cayó en el absurdo de insistir en la teoría de la conspiración de los enemigos políticos del sistema y hasta quiso repartir culpas con las empresas de medios cuando afirmó que fueron los medios y sus periodistas quienes alimentaron la plataforma de registro de acreditación de prensa de la Presidencia.

Este absurdo se cayó cada vez que Emiliano Calderón, en aras de lavar su culpa, insistía en que se trataba de una plataforma de “pre-producción” y que, por lo tanto, como cualquier sitio web, debe ser filtrado, revisado y procesado por quien lo administra, no por quien comparte la información solicitada o rellena un formulario.

¿Se imagina usted que cada persona que llena formularios en Internet tuviésemos acceso total para manipular lo que otras personas suben a esos formularios? De ese tamaño es el absurdo de la justificación.

Al final, los funcionarios federales dejaron sin aclarar cosas importantes:

1. ¿Por qué una cuenta de usuario y contraseña seguían activos para una persona que ya no labora en el gobierno? Ni las empresas más modestas caen en ese error elemental.

2. ¿Por qué existía esa carpeta con documentos y datos personales de periodistas si se trataba de una plataforma de “pre-producción” y que además era de 2022? Nunca explicaron por qué esa información seguía allí.

3. ¿Qué empresa privada es la responsable de administrar esa información?, porque Emiliano Calderón dijo que es un particular quien tiene esos servidores.

Hay dos leyes que protegen nuestros datos personales: una aplica a particulares y otra a los entes públicos. Curiosamente, el mal uso de datos personales por parte de alguna autoridad (como fue el caso), no supone penas de cárcel.

PD. En general los contenidos de Televisa no han servido más que para tener control ideológico de la sociedad; sin embargo, el cierre de sus televisoras locales en varias entidades debe llamar la atención por el cierre de plazas, porque dejan sin empleo a cientos de familias.

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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo hoy”, que se transmite los martes a las 13:05 h, por Radio Educación.

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