Entre la inseguridad y las promesas de campaña

Las fusiones gastronómicas Bajamed nos sirven para jugar con la explicación del momento psicopolítico de nuestros días. Algo muy bajacaliforniano. Ingredientes regionales fronterizos únicos, con toques de nacionalismo mexicano y una perspectiva global. Así podemos caracterizar este momento en el que nos comunicamos intensamente en redes sociodigitales, entregamos nuestros datos en forma voluntaria y como señala Byung-Chul Han, vivimos en regímenes que explotan las emociones, el juego y la comunicación.

El miedo y la esperanza. Dos emociones sociales que conviven de manera cercana. En sus venas tienen componentes centrales de lenguaje y comunicación. Durante la pandemia en esta frontera norteña estas emociones se han exacerbado, las redes sociales son documentos vivos que así lo demuestran. Hoy que Baja California se ve envuelta en una nueva crisis de inseguridad y en medio de campañas electorales, miedo y esperanza son elementos protagonistas del discurso mediático-psicopolítico.

Circularon audios vía WhatsApp alertando sobre la presencia de comandos armados en el Valle de Mexicali, que pronto llegarían a la zona urbana. Son anónimos. No hay fuentes que otorguen credibilidad. Fakenews. Rumores. Por otra parte, ejecuciones, secuestros y el número de asesinatos ha crecido exponencialmente en esa zona rural. Hay hechos periodísticos comprobados.

Las extorsiones telefónicas se han incrementado en mi entorno inmediato. Es altamente probable que en otros espacios sociales también. Ensenada vive una ola delincuencial jamás vista. Tijuana no padece menos. Tecate, también está envuelta entre la narcoviolencia y las pugnas políticas.

Tres semanas después de las primeras amenazas, aprehendieron a un comando de 13 personas armadas en la zona urbana de la capital de Baja California. Armas largas. Varias avenidas fueron cerradas. La dirección de seguridad pública municipal de Mexicali fue resguardada por fuerzas policiales federales y el Ejército.

Baja California mantiene sus fronteras cerradas con California, debido a las restricciones impuestas por la pandemia. La economía regional está en un punto crítico. Es lo que hay en el panorama mediático y en muchas conversaciones de redes sociales. Coexisten miedo y esperanza.

Consumimos desde nuestros smartphones la cruenta realidad de la disputa por el territorio de la frontera y el teatro del absurdo político. Señala Han, que la psicopolítica neoliberal se apodera de las emociones e influye en las acciones cotidianas a un nivel prerreflexivo. Nos sentimos libres al comprar, al turistear, al jugar en el casino, al elegir en libertad compartir nuestras fotografías y darle like o despotricar en contra de algún candidato en Facebook.

Una candidata y un candidato son los punteros, rumbo a la gubernatura. Todo indica que entre ellos se definirá la contienda. Ella dibuja frecuentemente un corazón con sus manos. Sonríe. Mexicali es para ella y su equipo de campaña, la ciudad más segura. La esperanza de seguir haciendo historia está intacta. No hay un reconocimiento de la realidad. No, por lo menos, en términos discursivos.

El candidato, por otro lado, es sospechoso -para distintos grupos de la sociedad- de haber ordenado asesinar a un periodista. Lo encerraron en un penal por poseer armas de uso exclusivo del ejército. He escuchado comentarios de confianza depositada en él, porque sí sabrá negociar con “las mafias”. Es desolador. Solo ansiamos no perder la esperanza y no sucumbir ante el miedo.

Ella o él combatirán el crimen durante los próximos 6 años. Es lo que presenta la realidad mediática. Es lo que hay. Entre miedo y esperanza seguiremos tejiendo nuestras vidas.

*[No. 34/2021]. El autor de esta publicación es profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Humanas, UABC.

 

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