Salvador García Estrada

Las estrictas medidas dictadas por el Gobierno Federal para evitar que los mexicanos enfrentemos una catástrofe sanitaria a causa de la Coronavirus, incluyen el renglón de aislamiento social, aplicadas ya en Baja California por orden del gobernador Jaime Bonilla Valdez, para reducir el número de contagios, contemplan la paralización casi total de la actividad económica nacional.

Las autoridades sanitarias consideran que solo así se podrá evitar el contacto físico de personas en calles, oficinas, comercios, centros de trabajo y en espacios públicos, y evitar una crisis de salud que podría rebasar todas nuestras capacidades para superarla con éxito.

Ello implica la suspensión de las actividades de comercios, industrias y unidades de servicios, durante el mes de abril. ¿Qué pasara con los millones de trabajadores que, de la noche a la mañana se quedaran sin trabajo, y como sabe “viven al día”, suponiendo que algunas de ellas cerraran?

Algunos opinan que “si no nos mata el virus, nos matara el hambre”.

Por otra parte, surge una duda: ¿qué pasará con las pequeñas y medianas empresas que dan ocupación a millones de mexicanos, que no tengan capacidad financiera para soportar el cierre? Si no reciben apoyos dejarán de operar y con ello aumentará el desempleo que cada día crece, complicando más la situación económica del país.

Se observa pues que si bien la medida in comento, tiene la justificación científica que necesitamos para evitar una verdadera catástrofe sanitaria, tendrá un costo social muy alto con impacto en el desempleo y en la economía en general, que podría fomentar la inseguridad y lo más grave, el auge de la delincuencia en todas sus manifestaciones, como ya se ha visto en ciertas regiones del país.

Se comenta que el gobierno brindara apoyo financiero a las PYMES para que puedan enfrentar sus problemas de liquidez, mediante programas que no han sido difundidos. Ojalá que dichas acciones se den con la premura que la situación exige, ya que por experiencia sabemos que la tramitología burocrática, camina muy lento.

A propósito, ¿por qué no se permite que los miles de millones de pesos que las Afores guardan de los ahorros de millones de trabajadores, les sean devueltos para aliviar la crisis financiera que los agobia? Lo mismo se podría hacer con los saldos no utilizados que miles de mexicanos inactivos tienen a su favor en el Infonavit por concepto de vivienda.  En un momento dado estos apoyos serían más efectivos. ¿Usted qué opina lector amigo?

salgares4@gmail.com

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