ARIZONA. Este domingo, en el Super Bowl LVII, el fenómeno de 27 años, Patrick Mahomes, ha conseguido su segundo título de la liga de fútbol americano derrotando a los Eagles de Filadelfia, 38-35. Lo consiguió de la forma más difícil posible, estando en desventaja durante la mayoría del partido y con un cierre perfecto que será estudiado por los aficionados del deporte como un ejemplo de las remontadas. Si hay una noche en la que Mahomes se merece su apodo, The Comeback Kid (el chico de la remontada), ha sido esta.

“MVP, MVP”, cantaba el público del estadio State Farm al cierre del segundo cuarto. El grito iba dirigido a Jalen Hurts, el quarterback de Filadelfia que comandó a un equipo que saltó al campo sin miedo a Mahomes y su leyenda. El equipo, con Nick Sirianni, como entrenador, se mantuvo a la cabeza durante la mayoría del encuentro. El lanzador de 24 años eclipsó por momentos a Mahomes, quien el jueves fue nombrado el jugador más valioso de la liga. El grito de los aficionados, en su mayoría seguidores del equipo del este, era una provocación a la que Mahomes respondió sin prisa. Al final de la noche, el número 15 de Kansas City empuñaba, además del Vince Lombardi, el trofeo de mejor jugador de la edición 57 de la final. Mahomes se convierte así en el primero desde 1999 que logra los dos principales reconocimientos, MVP de la temporada y del Super Bowl. El último en conseguirlo fue Kurt Warner.

Desde los primeros minutos del partido, los equipos desplegaron las armas que los hicieron los mejores de la temporada. Ambos llegaron a Arizona, que albergaba su cuarto Super Bowl, con una marca de 16 triunfos por 3 derrotas. Los Eagles comenzaron moviendo el balón por tierra, una estrategia que los hizo romper este año un récord de anotaciones que estuvo vigente durante 99 años. Jalen Hurts inició una ofensiva de diez minutos que culminó con él marcando el primer touchdown de la noche. Lo hizo robando a hurtadillas en la zona roja de Kansas. Esta jugada es una de sus especialidades, como quedó demostrado hoy. Convirtió más de 34 avances en toda la temporada, incluyendo la anotación que le permitió empatar a Kansas en los últimos segundos del partido. Hurts cerró la noche con números impresionantes: 70 yardas por tierra, 304 por aire y tres anotaciones. Ningún otro quarterback ha corrido como él en un Super Bowl. Mahomes, en cambio, lanzó 182 yardas y corrió 44 yardas, pero lanzó tres pases de anotación (por uno solo de Hurts).

Filadelfia hacía su cuarta aparición en un Super Bowl. Mostró pronto la poderosa maquinaria ofensiva. Cuando el balón estuvo en manos de Kansas City, los Chiefs hicieron lo propio, aunque quizá de una forma más limitada. La ofensiva comandada por el entrenador Andy Reid, excoach de Filadelfia y mentor durante un tiempo de Nick Sirianni, dejó claro que sería una noche de explotar sobre todo dos recursos. Por tierra, el novato Isaiah Pacheco, quien sumó 76 yardas y logró una anotación en el tercer cuarto que fue oxígeno puro para los campeones de la liga Americana. Por aire, el hombre de la noche fue Travis Kelce con seis recepciones para 81 yardas y una anotación. Kelce es una de las mejores alas cerradas de la liga por su facilidad para aparecer desmarcado. Este domingo hizo historia junto a Jason, defensivo de Filadelfia, al convertirse en la primera pareja de hermanos que se enfrenta en una final de la NFL.

Los Chiefs, en su quinta comparecencia en una final, estuvieron a remolque durante toda la noche. Fueron cautelosos de responder rápidamente a Filadelfia, a quien siempre siguieron en el marcador. Pero nunca dejaron que los pájaros, como son conocidos, se despegaran demasiado. La defensiva fue la que sacó la cara, a pesar de haber mostrado varias deficiencias a lo largo de la temporada. En el segundo cuarto, Nick Bolton recogió un balón suelto e hizo una carrera de 36 yardas que permitió empatar a 14 puntos, justo cuando Filadelfia apretaba más.

El cierre de la primera parte dejó en suspenso a los seguidores de Kansas. Mahomes, tocado del tobillo desde los playoff, fue derribado en el segundo periodo por un defensor que sabía que esa era la zona débil de la estrella. El lanzador salió de la cancha cojeando y con cara de frustración. El equipo guardó silencio sobre una presunta lesión mientras Rihanna cantaba en el espectáculo del medio tiempo. Pero cuando volvió a la cancha, era el de siempre. Filadelfia, en cambio, se convierte en el segundo equipo que deja ir una final después de ir ganando por más de diez al medio tiempo.

La magia de Mahomes llegó en la segunda mitad. Fue en el cierre del partido cuando los Chiefs por fin se pusieron a la cabeza anotando en cada una de las posesiones que tuvieron. Kadarius Toney recibió un despeje de los Eagles y completó una devolución de 65 yardas, la más larga vista en un Super Bowl. Mahomes convirtió esa larga carrera en un touchdown con un pase de cuatro yardas a Skyy Moore. Parecía entonces que Kansas sacaba a relucir la experiencia acumulada en la que ha sido su tercera final en cuatro años. El equipo fue humillado hace dos años en el Super Bowl LV por los Bucaneros de Tom Brady (31-9), pero esta noche conjuró aquellos malos recuerdos ampliando la ventaja sobre sus rivales 35-27.

La noche de Filadelfia no terminó allí. Nuevamente, su hombre principal, Jalen Hurts, empujó para recortar las distancias. El quarterback comandó una ofensiva de cuatro minutos que cerró con una anotación tras una carrera de dos yardas. Después de conseguir su tercer touchdown de la noche, Hurts convirtió con éxito una jugada, con lo que pudo empatar el partido 35-35. Esto lo hizo empatar con 20 la marca de más puntos anotados en un Super Bowl. A pesar de la derrota, Filadelfia deja para el recuerdo los números de una poderosa defensiva que obtuvo 417 yardas y logró 25 primeros y diez, superando a Kansas en ambos rubros.

La final no estuvo exenta de polémica arbitral. Sobre todo en el cierre del partido, donde los de Filadelfia protestaron por un castigo a su defensivo James Bradberry por un pase incompleto a Juju Smith-Schuster. La decisión de los árbitros fue considerada rigorista, pues habían dejado pasar otras coberturas similares. Carl Cheffers, el árbitro principal, defendió que Bradberry jaló el jérsey del receptor con la mano derecha, lo que convenció al equipo a marcar la falta, conocida como holding. La penalidad extendió la vida de la ofensiva de Kansas y alargó los segundos finales en un equipo que sabe manejar muy bien el reloj en los cierres. Ya dentro de la zona caliente, el pateador Harrison Butker, quien había fallado uno antes, anotó a 27 yardas de la meta. Eso fue suficiente para dar a Kansas un nuevo Super Bowl y a Mahomes motivos para apuntalar su leyenda.

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