Dianeth Pérez Arreola

La Primavera es un momento especial en Holanda porque es espectacular. Sus campos de flores pintan el paisaje de colores; el sol vuelve a asomarse tras meses de frío y oscuridad; los holandeses se lanzan masivamente a playas y terrazas para asolearse. Claro que este año las cosas son muy distintas.

Miles de flores se quedan esperando al mejor postor en las subastas diarias del país. Esas flores “quedadas” son normalmente destruidas pero la semana pasada los empresarios decidieron rescatar la mitad y colocar ramos a la entrada de los hospitales, o elaborar enormes arreglos, como un corazón hecho de dos mil rosas rojas, para agradecer así al personal del sector salud por su dedicación durante la crisis sanitaria que está causando el Coronavirus.

Las flores de Holanda no serán exportadas esta Primavera al mismo nivel de otros años; las flores se quedan aquí, en cuarentena como nosotros y dejarlas entrar a nuestros hogares significa salvarles la vida, así como ellas le salvaron la vida a la generación de mis suegros.

La flor emblemática de Holanda, el tulipán, proviene del oriente medio y su nombre original hace referencia a la forma de turbante que tiene la flor antes de abrirse. Durante la Segunda Guerra Mundial hubo una fuerte escasez de alimentos y aunque murieron de hambre más de 20 mil personas, otros muchos se salvaron comiendo bulbos de tulipanes.

En el Invierno de aquella guerra los agricultores no sembraron sus bulbos, sino que los almacenaron esperando tiempos mejores. Las autoridades empezaron a distribuir bulbos como alimento y convencieron a los sembradores de venderlos a la gente para ese fin.

“Compra flores, no papel higiénico”, decía el mensaje que formaron en los patios de una subasta con ramos formados con miles de flores que no pudieron ser vendidas la semana pasada y que vimos desde el aire con la ayuda de un dron. Una llamada de auxilio de las cooperativas holandesas para evitar que las flores mueran destruidas.

“Compren un ramo de flores extra” recomendaba el fin de semana la ministra de Agricultura, Carola Schouten. También pidió acudir a los pequeños negocios locales para ayudar a su supervivencia; el panadero, el tendero, el pequeño empresario.

Los restaurantes han limitado su servicio a comida para llevar, algunos han emitido bonos por comidas o cenas para canjearse tan pronto pase la situación crítica por el Coronavirus, y otros más invitan a ayudar comprando comidas que serán entregadas a los más vulnerables.

Las tragedias siempre sacan lo mejor de la gente y esta no es una excepción. Mientras nos adaptamos a las nuevas circunstancias vemos con emoción todos los gestos e iniciativas de ayuda y solidaridad que han surgido, agradecemos a los miles de voluntarios que se han ofrecido para ayudar en el sector salud a pesar de los riesgos y valoramos el tiempo y la atención que nos dedicamos estos días como familia, encerrados pero sanos y juntos.

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