Manuel Ramírez Morales / Colaboración Especial

Este es el testimonio de un paciente con COVID-19 que en estos momentos se encuentra dando la mayor batalla de su vida. Se trata de un hombre que acostumbra hacer deporte, montañista y senderista, quien se encuentra, como muchas otras personas, internada en un hospital de Mexicali.

Como ustedes saben me encuentro aquí postrado en una cama en el Hospital Universitario, unidad especializada en el tratamiento de pacientes COVID-19. En esta ocasión quiero hacer un sincero reconocimiento al personal que labora desde esta trinchera en una lucha directa contra el virus anidado en las personas infectadas que llegamos a tocar las puertas con la esperanza de una pronta liberación del mismo y sin daños colaterales en nuestros órganos, o lo más grave, el perder la vida.

De primera entrada siendo este el deseo de todos los pacientes infectados que ingresamos, pero habemos algunos que nos toca enfrentar las peores crisis, no sé si por casualidad, por mandato divino, por negligencia, pero el hecho es que nos vemos obligados a dar la batalla por recuperar la sanidad de los órganos afectados, a sabiendas que es incierto el resultado que se genere, pues en algún momentos nos encontramos justo en la línea divisoria entre la vida y la muerte.

Les comento esto no con el afán de hacerme la víctima, si no de crear conciencia que este virus nos viene a revolucionar y cambiar el estilo de vida habitual al que estamos acostumbrados.

Es admirable la labor titánica que minuto a minuto realizan el personal encargado de restablecer la salud en los pacientes, con una coordinación estudiada en el suministro de las necesidades del paciente como son medicamentos, alimentos y todo lo necesario para lograr sanar los órganos dañados.

Estoy sorprendido de la cantidad de jóvenes enfermeros y doctores que están comprometidos para sacarnos adelante mediante su vocación y su excelente actitud de servicio hacia el paciente a pesar de la corta edad (pienso 30 años máximo en enfermería, médicos algunos pocos hasta 50 años.

En el trato diario que nos dan a los pacientes, surge la plática y es muy reconfortante saber que cuentan con una excelente preparación académica, pero sobre todo la preparación emocional que esto les ha venido a acarrear, pues todos concuerdan que el COVID -19 les vino a cambiar el ritmo de vida al que estaban acostumbrados, por los tiempos de respuestas tan acelerados que deben de dar para ir combatiendo en cada paciente pues son muy diferentes los impactos y los síntomas en cada persona, y a cada instante, todos con la actitud de escucharte, de apoyarte de cuidarte para que se restablezca la salud lo más pronto posible.

Importante es destacar la entereza y templanza que se las ha forjado a fuerza de ejercer su profesión dignamente ya que se enfrenta a cada instante con el rostro de la muerte, luchando entre sus garras para regresarnos la salud a quien la necesitamos.

Así como también el saber que Dios  o cualquier Ente superior en quien ellos creen, se manifiesta atreves de su mirada transmitiéndonos el amor y pasión que le ponen a su profesión es muy reconfortante, por que la mayoría de los que me ha tocado la fortuna me auxilien en estos momentos críticos, me han expresado cuando menos…DIOS ESTA CONTIGO.

Infinitamente agradecido con su atención, pidiéndole a mi Padre Dios les proporcione una excelente salud para ustedes y sus familiares y fomente la vocación y actitud de servicio que ya traen, en pro de la salud de sus paciente COVID.

MANUEL RAMÍREZ MORALES

Gracias.

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