Más de centenar y medio de asesinatos de candidatos en los comicios del 2018 y casi un centenar más para las elecciones que se celebrarán el próximo 6 de junio hacen suponer que la delincuencia mayor, principalmente, se ha enseñoreado en comunidades donde las autoridades responsables de garantizar seguridad a los contendientes no cumplen con su altísima responsabilidad.

Eso en cuanto a las víctimas mortales que buscaron puestos de elección popular, pero el escenario es tan ominoso que no habría porque descartar que los actos violentos alcancen a otros participantes como los ciudadanos que se desempeñarán como autoridades electorales y, por supuesto, los mismos electores.

Por eso seguramente, la prensa nacional ha destacado en los últimos días el reiterado intervencionismo criminal en los comicios venideros –como en el 2018–, visibilizando y pormenorizando casos donde la impunidad, en la medida que se acerca el día de votación, no solo es evidente sino también un inequívoco rasgo de que las autoridades preventivas y las fiscalías encargadas de procurar justicia en hechos criminales consumados no quieren, no saben o no pueden con su encargo…

Ante esa debilidad y en atención al exhorto que se hace a los millones de mexicanos para ir a votar y ejercer con ello su verdadero poder ciudadano, es preciso que las autoridades (TODAS) y con el incondicional apoyo de las instancias electorales, organismos no gubernamentales y ciudadanos en general, establezcan medidas preventivas eficientes y pertinentes para reducir a su mínima expresión, cuando menos, la violencia que se asoma para la jornada de este 6 de junio.

Ningún ciudadano en su sano juicio quiere, por ejemplo, que siga el derramamiento de sangre y menos que el domingo electoral se convierta en una multiplicación de votantes agredidos, urnas robadas, casillas destruidas, autoridades electorales violentadas, etcétera…porque de ser así no sólo prevalece la posibilidad de que en algunas comunidades se cancelen o se deslegitimen los resultados electorales, sino que se abran más espacios de ingobernabilidad que provocan grupos delictivos en diversas regiones del país.

Es hora, entonces, de que quienes tienen la altísima responsabilidad de garantizar lo necesario para que los ciudadanos vayan a votar o ser votados cumplan fielmente su labor; es hora, se insiste por los cuatro puntos cardinales del país, que los mexicanos exhibamos nuestra proclividad a participar siendo parte de la solución y no del problema porque si de lo que se trata es que vaya a votar el menor número posible de personas con los componentes que se tienen basta sin subestimar que la paz y seguridad en las elecciones y justicia para las víctimas de la violencia electoral no son peticiones coyunturales sino obligación y responsabilidad que deben asumir quienes aceptaron cumplir y hacer cumplir nuestras leyes.

Por otra parte, hay que entender que la seguridad para electores y participantes en la contienda de este domingo no lo es todo en la insípida democracia que vivimos; ese aspecto solo es de forma porque en el fondo los mexicanos –divididos entre fifís y chairos, en el lenguaje de la vox populi–, se disputan –y muy en serio– la viabilidad de las propuestas de gobierno que cada quien postula y ahí no hay medias tintas, al contrario, está más que claro lo que MORENA (y satélites) plantean y han practicado desde el 2018 en el gobierno federal y locales que dominan y lo que la oposición aliancista PAN-PRI-PRD (y satélites) buscan sin importar la relación contranatura que estos últimos “cocinaron” para afrontar la aplanadora lopezobradorista…

Por eso, con decenas de miles de aspirantes a puestos de elección popular promovidos por 10 partidos políticos a nivel nacional y una variante menor en comicios locales a lo largo y ancho de México, el gran elector que es el ciudadano común, mas no corriente, tiene la encomienda de llevar al poder público no a partidos que por aquí, allá y acullá han postulado a personas inmerecedoras de siquiera competir o en su caso grupos que imponen candidatos (as) impresentables, sino a personas ejemplares para servir…no servirse del dinero de los mexicanos y las prerrogativas materiales y que de otra ìndole facilita el poder público.

En el fondo también es reto abatir el abstencionismo para no deslegitimar triunfos y en la etapa post-electoral exigir a los ganadores la ejecución de acciones para el bienestar común de los integrantes de la sociedad sin exclusión ni privilegio para nadie y, como capítulo super-recontra-importante en el devenir, que las autoridades salvaguarden, principalmente, la salud de la población para que por sí misma tenga posibilidades de levantarse de entre los escombros y la estela de muerte que ha dejado la terrible pandemia, entre otros factores de triste memoria. ¿O no?

Facebook Comments

Comentarios

comentarios

GRACIAS A TU DONATIVO PODERMX SIGUE SIRVIENDO A LA COMUNIDAD.