Quienes lo escucharon y miraron nunca lo habían visto tan alterado. Era el alcalde Santos González Yescas, en la sala de juntas contigua a la oficina de la presidencia municipal, quien la mañana de este lunes 18 de septiembre se encerró en ese espacio a piedra y lodo, junto con sus funcionarios más cercanos, entre ellos el secretario del Ayuntamiento, Héctor Sandoval Gámez y el oficial mayor, Refugio Zavala Bueno.

Apenas el miércoles 13 de septiembre, el Alcalde había defendido a capa y espada al director de seguridad pública, Gerardo Camacho Ramírez, quien fue concentrado en Hermosillo por órdenes de sus superiores de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal.

“Ya le dije al comandante que si le piden que se regrese a Hermosillo, que les renuncie y aquí nosotros los vamos a mantener como jefe de policía (…) porque tiene una virtud, que es la honestidad”, expresó ese miércoles el presidente municipal.

Ahora los acontecimientos cambiaron radicalmente el panorama “rosa” que nos pintaba el Alcalde en cuanto a la seguridad.

La mañana este lunes la Policía Municipal rodeó el edificio del Ayuntamiento, por órdenes del Alcalde, para que evitar que elementos de la Secretaría de Marina ejecutaran 4 órdenes de aprehensión contra igual número de policías municipales.

Testigos afirman que el Alcalde les gritaba a los agentes de la Marina que no se atrevieran a detener a los policías municipales porque la corporación tenía órdenes de disparar.

Lo confirman varias versiones: Yescas González estaba fuera de sí y despotricaba contra las autoridades federales, quienes por cierto tienen varias semanas en San Luis y vinieron para arreglar el desastre que el Alcalde tiene en materia de seguridad pública.

Se sabe que por quienes iban los Marinos son tres efectivos policiacos, entre ellos una mujer, y el subjefe operativo de la Policía, es decir el segundo de a bordo de Gerardo Camacho.

¿Qué pasaría por la cabeza de Santos González Yescas que no dudó en poner en riesgo a los empleados municipales por una inminente balacera entre municipales y Marinos?

Afortunadamente los marinos guardaron la calma y fueron prudentes pues de otra forma si hubieran querido cumplir con su deber sin importar las consecuencias ahorita estaríamos hablando de otro resultado, seguramente trágico, provocado por la fanfarronería de ese grupo de agentes municipales a los que el alcalde protege, entre ellos uno de apellido Amaro.

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