La escena era desgarradora. La comunidad entera de Moreno Valley, Riverside, California, se unió para honrar a Diego, un niño de 13 años que murió víctima del bullying y también para exigir justicia.

Mensajes de amor, aprecio y consuelo a su familia, de compañeros de la escuela Landmark, a la que asistía, familiares y miembros de la comunidad, llenaron el cerco del plantel. Aquello se convirtió en un gigantesco y grito de protesta contra el acoso escolar y un reclamo para que se tomen medidas para que esto no vuelva a suceder y que se castigue a los culpables.

Y es que familiares y amigos aseguran que una semana antes del ataque ya habían reportado que el menor de edad era víctima de acoso escolar, pero el caso no fue atendido.

Diego fue víctima de acoso. No pudo recuperarse de una golpiza y el pasado 24 de septiembre fue declarado muerto, ocho días después de haber recibido un ataque por parte de dos de sus compañeros de escuela; dos jóvenes de una edad cercana, quienes hoy están detenidos.

La agresión fue videograbada. Un testigo capturó el momento en el que los menores de edad atacan a Diego en el interior del colegio, ubicado en el condado de Riverside.

Diego fue primero golpeado y cae al suelo, se levanta y vuelve a ser agredido de nuevo para caerse y golpear su cabeza contra una columna del edificio, lesión que lo dejó ya inmóvil.

Después el niño fue hospitalizado, pero la noche del 24 fue declarado muerto.

La familia de Diego anunció que sus órganos serían donados para así transformar esta tragedia en un regalo de vida para otros niños.

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