Este martes cientos de periodistas y miembros de la sociedad se manifestaron en México para exigir que no haya impunidad tras los cobardes asesinatos de tres periodistas en México, dos de lo cuales ocurrieron en Tijuana, Baja California. Sin embargo, hay muchas preguntas hasta hoy sin respuesta, que hacen aún más evidente la responsabilidad -tal vez por omisión- de las autoridades en torno a estos hechos.

Me explico: Es del dominio popular que la periodista Lourdes Maldonado fue hace unos meses a pedirle directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador, la protección del Estado pues temía por su vida, luego de haber recibido amenazas y acciones intimidatorias. Dijo sospechar del entonces senador con licencia, Jaime Bonilla Valdez, con quien sostenía un litigio legal que días antes de ser asesinada, fue resuelto a su favor.

Dejando por un momento los señalamientos directos que hizo Lourdes en su momento hacia el hoy ex Gobernador quien asegurara ya en diversas entrevistas que no tuvo nada qué ver con este cobarde homicidio, vale la pena precisar lo siguiente:

Hasta este momento la autoridad no ha definido con precisión quién era la entidad responsable de la seguridad de la periodista. Tampoco se ha indicado qué tipo de medidas se le aplicaron después de haber recibido la promesa presidencial de que sería protegida por el Gobierno, y en todo caso, qué fue lo que falló la noche del 23 de enero.

Es información que debería estar a flor de tierra y que al parecer, ni las autoridades estatales, ni federales y mucho menos municipales tienen a la mano.

Por eso molesta, por eso duele, por eso la desconfianza en que el homicidio de Lourdes, como el de Margarito Martínez, ocurrido seis días antes, se lleguen a resolver.

Hay que decirlo: ambos fueron matados por asesinos a sueldo que no fallaron.

Por eso, como un reflejo del hartazgo que hay en la sociedad, que no mira la aplicación de programas efectivos en materia de prevención ni de reacción contra el delito, es que en redes sociales y en las calles de Baja California y en las del resto de México, la gente se está manifestando.

 

Vigilia por Margarito Martínez. Foto: Gabriela M. Córdova.

Considero, en este momento, importante trata de explicar el porqué de estas protestas. Dar por asentado que la sociedad debe de entenderlo, es negarle la oportunidad de solidarizarse con el propósito de este movimiento. Por eso me parece importante tratar de desmenuzarlo brevemente, con el mero afán de hacerlo asimilable para la audiencia.

Varios mensajes me han llegado de diferentes personas cuestionando el porqué se protesta por la muerte de dos periodistas bajacalifornianos, mientras que mujeres, niños, abogados, doctores, etcétera, son víctima de la inseguridad a diario en nuestro estado y no hay una convocatoria que tenga una divulgación similar.

Más que ociosa, esa pregunta creo que es más que oportuna, pues en este momento histórico no debe haber marcha atrás en la unidad de la sociedad para exigir nuestros derechos.

Podemos partir de una verdad: Todas las vidas tienen el mismo valor. No por el oficio, sexo o edad, se debe valorar más a una persona que otra. En ese contexto, cada muerte violenta nos debe indignar de sobremanera, aunque tal pareciera que en la actualidad se buscase -desde la mafia del poder– “normalizar” que maten a quien esté metido en negocios ilícitos o ande en malos pasos. ¡No podemos permitir que eso suceda!

Y quien carga con esa indignación y la comparte con la audiencia todos los días, es precisamente el periodista, el reportero que deja a medias su taco, su descanso o su momento familiar, para irse a cubrir un hecho violento que en momentos comienza a permear en la sociedad.

El reportero no es sólo un observador, un testigo de lo que ocurre, sino que toma ese manojo de hechos y trata de desmenuzarlos para que el lector los asimile y finalmente quede informado de una manera veraz.

Pudiéramos romantizar la labor del periodista que se va a dormir cargando a cuestas el pesar de una familia que ha perdido a su abuelito en un incendio, que recarga su cabeza sobre la almohada pensando dónde estará la joven que lleva días desaparecida, o que se indigna al ver que la guerra del narcotráfico invade su ciudad sin que nadie ni nada los detenga.

Sin embargo yo quisiera ser más concreto. Insisto: no se trata de que una vida valga más que otra pero cuando la víctima es un periodista, no podemos soslayar que además de matar a un ser humano se está arrebatando la vida de una persona que se dedica a informar a la sociedad, es decir, no nada más se mata a un ser humano, sino que también se le está quitando a la sociedad entera la posibilidad de informarse, lo cual es un derecho universal que está protegido por nuestra Constitución.

Y si se le mata para callarlo, el crimen es aún más cobarde, pues estás arrebatándole a una persona su derecho a pensar y expresarlo, y a la sociedad de conocer esta forma de pensar.

Por eso la sociedad se siente molesta y expresa su descontento, por eso la solidaridad que nos ha cobijado este frío martes desde distintos puntos del país, porque a los mexicanos, a los bajacalifornianos le quieren quitar su derecho a estar informados y eso no lo vamos a permitir.

¿Y Jaime Bonilla?

¡Casi lo olvidaba!

Retomando ahora sí la indignación manifestada por el ex secretario general de Gobierno, Amador Rodríguez Lozano, pues la sociedad señala con el dedo inquisidor a su ex jefe, Jaime Bonilla Valdez como autor intelectual del homicidio de Lourdes, no me parece nada extraño y lo explico:

Si en su momento a Jaime Bonilla le fueron suficientes los indicios en el homicidio del bloguero Mariano Soto, para acusar al entonces alcalde de Tijuana, Arturo González del crimen, yo no sé por qué se asustan ahora que la opinión pública lo incrimina a él. Es, como se dice, una sopa de su propio chocolate.

Más dudas

  • ¿Qué mensaje estaría mandando el Gobierno del Estado al gremio periodístico y a la sociedad en general, si no puede resolver el asesinato de los dos periodistas, que han ocupado las portadas de los principales diarios del mundo?
  • ¿A quién le encargó el Presidente de la República la seguridad de Lourdes Maldonado?
  • ¿A quiénes van a correr después de no haber hecho su trabajo?
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