Antonio Magaña

En dos años, Jaime Bonilla quiere hacer lo que no pudo en cinco: convertir el 2020 en el Año de Carranza, y el 2021, en el de Hidalgo.

Antes de entrar al gobierno, sus colaboradores, traían entre manos “los moches del sistema penitenciario”, pero fueron descubiertos por su torpeza y voracidad.

Aún así, el pasado 10 de marzo, los diputados le autorizaron un contrato plurianual, para dar de comer a las personas privadas de su libertad en Baja California:

El negocio transexenal, inicia en 2021 y termina en 2026. El “presupuesto sexenal”, es de mil 948 millones de pesos.

Para 2021, se estima un gasto de 300 millones 24 mil 30 pesos y, estimando una inflación del 3.1% anual, para el año 2026, se tendrán que pagar 350 millones 350 mil 64 pesos.
(Si le interesa puede consultar el dictamen 166 del Congreso en nuestra página de facebook).

La proveeduría de alimentos del sistema penitenciario, era el negocio de los moches mismo, que denunció en noviembre de 2019, Chendo Colorado.

A la carpeta de investigación del Chendo, “le dio carpetazo”, el hombre del buen vestir, Titi Ruiz.

Otro gran negocio del BIENIO, es el de las despensas del DIF, con sus frijoles negros con gorgojos, cuya empresa cobra más de 300 millones de pesos anuales.

Otro negociazo, de los años de Carranza e Hidalgo, es el de los asquerosos desayunos escolares, que no se entregaron a los niños por la pandemia, aunque la “empresa ganadora”, sigue cobrando.

OJO: para cerrar el Año de Hidalgo, los diputados de Bonilla, le autorizaron un préstamo por 3 mil millones de pesos, para que endeude más a Baja California, y tenga para “gastar” los seis meses que le quedan de gobierno.

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