Eduardo Navarro González

Recientemente en La Voz de la Frontera se publicaron datos del carding, una forma de estafa en línea que “consiste en acceder ilegalmente al número de una tarjeta bancaria y a través de un software generar de manera aleatoria la fecha de expiración y el código de seguridad, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef)” que, por cierto y al igual que la Profeco que está para defender el interés de los consumidores, dejaron de tener oficinas en Mexicali.

El tema, por si usted utiliza tarjetas de crédito y/o débito, debiera preocuparle porque en cualquier momento, si el carding fructifica por un manejo irresponsable en compras en línea (computadora) u otros usos descuidados, aparecerán en sus cuentas cargos no reconocidos de suscripciones a plataformas de streaming y de viajes o boletos de autobús que nunca usted utilizó. Vamos, en pocas palabras, las ratas de dos patas se las ingenian para pagar servicios o bienes con cargo a sus cuentas.

Por otra parte, recientemente en las conferencias mañaneras que protagoniza el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, Profeco dio a conocer al más rata de todos los que se dedican a vender gasolina en el país con un estimado de casi un tercio de cada venta que hacía, es decir, realmente despachaba entre seis o siete litros de cada 10 que pagaba el consumidor…mientras que en la frontera sur de Chiapas el huachicoleo parece hallar campo virgen para operar porque la venta de gasolina al mayoreo y menudeo es a la luz del dìa, frente a autoridades federales…y no pasa nada.

Luego hay otro tipo de fraudes, estafas, engaños, extorsiones y robos en despoblado que las autoridades, TODAS, deben tener bien y claramente “mapeados”, es decir, saber quienes son los autores y su modus operandi, porque para eso son los equipos de inteligencia en las policías preventivas y de investigación ministerial…pero no sucede así porque en la mayoría de los casos se multiplica la promoción de imagen personal de algunos responsables de prevenir delitos y quienes persiguen a los autores con anuncios rimbombantes y retóricos. Sin resultados concretos, pues.

Por eso hay que tener conciencia de que ante la alta posibilidad de que cualquiera que utiliza tarjetas de crédito o débito puede ser víctima fácil de fraudes, engaños, extorsiones telefónicas, etc., debe uno ponerse en extrema alerta en el uso de los “plásticos” que sustituyen el dinero en efectivo, más aún que cuando se transita a pie, en auto o en transporte público por alguna zona de alto riesgo. Basta con tener claro que donde paga con tarjeta puede haber gente confabulada con delincuencia organizada para “hackear” su cuenta y en segundos saquear sus depósitos bancarios o dejarlo con deudas inimaginables.

Así es que independientemente de los esfuerzos domésticos que haga para cuidar y evitar ser victima de fraudes o engaños, es preciso que las autoridades, TODAS, en vez de lanzar “alertas” estériles, rehabiliten y multipliquen –no reduzcan– oficinas de atención a víctimas de delitos porque el horno no está para bollos…

…La delincuencia crece desatada y ataca de maneras extraordinariamente atrevidas, sin miedo ni respeto a nada, humillando inclusive a nuestros heroicos militares (ahora Guardia Nacional) que tienen prohibido usar la fuerza contra quienes incurren en delitos diversos.

Algo entonces tenemos que hacer los ciudadanos para protegernos mientras tengamos, por otra parte, a un Congreso de la Unión evidentemente pasivo, lento para corregir lo que falta en el Código Nacional de Procedimientos Penales que rige en todo el país para que el la hace, que la pague ejemplarmente, como exige la sociedad mexicana para abatir tanta impunidad y descaro delictivo. ¿o no?

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